
Viaje al centro del cine
Una película debe su efecto a una suma de estímulos provocados por fragmentos de mundo ?objetos, figuras, seres? que, igual que en la vida diaria, se encuentran también en la pantalla en diferentes formas y proporción. Son identificados por el espectador como imágenes, pero su existencia es previa a la imagen y origen e inspiración de ella. Es, por ejemplo, la ventana que permite a James Stewart observar a su vecindario mientras se recupera de una fractura en La ventana indiscreta (Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954), o el espejo que estalla en mil pedazos en el parque de atracciones de La dama de Shanghái (The Lady from Shanghai, Orson Welles, 1947). Estos elementos nada excepcionales a partir de los cuales se crea una escena y que, plasmados en la película, llegan a alcanzar valor de metáfora o metonimia pueden denominarse «motivos».