Ignacio Sánchez-Cuenca
El año pasado se publicaron en Estados Unidos dos libros sobre jazz de gran altura literaria e intelectual. Sus autores son dos de los críticos más respetados en este terreno: Dan Morgenstern y Gary Giddins. Morgenstern inicia uno de los trabajos incluidos en su libro con una afirmación obvia pero de gran trascendencia: el jazz y el cine son las dos formas de arte propias y originales de nuestra época (p. 620). No es casual que ambas se hayan desarrollado en los Estados Unidos y estén ligadas a inventos tecnológicos: en el caso del jazz, por ser una música basada en mayor medida en la interpretación que en la composición, su expansión no hubiera sido posible en ausencia del fonógrafo
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