La memoria del paraíso
Es curioso (y terrible) lo que nos pasa con los animales. Están a nuestro lado, y no dejamos de contemplarlos, estudiarlos y servirnos de ellos, pero raras veces demostrando una verdadera atención. Esa atención desinteresada capaz de valorarlos por lo que son, y no como mera materia de nuestras excursiones ecológicas o gastronómicas, o, en el mejor de los casos, de nuestros símbolos. Y, sin embargo, están aquí, en un mundo paralelo al nuestro del que apenas sabemos nada. Y, como es lógico, esa vecindad da lugar a interferencias, a comunicaciones tan decisivas como insospechadas. Los griegos tenían dioses mediadores, que ayudaban a esos tránsitos entre mundos distintos, y entre nosotros, en nuestra tradición cristiana, hay un personaje memorable, Noé