
La COVID-19 y las arrogancias de la filosofía
La COVID-19 nos ha ofrecido una situación inmejorable para comprobar el bajísimo nivel de la filosofía contemporánea. Cientos —quizá miles— de filósofos han escrito o hablado sobre el coronavirus y, la mayoría de las veces, el resultado ha sido entre trágico y esperpéntico. Se ha constatado la nula formación virológica e informática que tiene el grueso del gremio filosófico, con tantas dificultades para impartir docencia telemática en tiempos de distanciamiento social y tan predispuesto a departir sobre asuntos de los que no tiene ni idea. El hecho de que, durante lo más crudo de la pandemia, en abril y mayo de 2020, la Enciclopedia Stanford de Filosofía —algo así como el Rincón del Vago filosófico mundial— publicase tres nuevas entradas sobre temas como la «Ética de la robótica y la inteligencia artificial», la «Filosofía de la biomedicina» y la «Resistencia imaginativa» añade un toque irónico delicioso a esta situación.