
Cartas para después de una guerra
Se presenta en este volumen un epistolario prácticamente desconocido hasta ahora: el que mantuvieron el narrador Vicente Soto y el dramaturgo Antonio Buero Vallejo por espacio de casi cincuenta años, desde finales de 1954 hasta la muerte del segundo en el año 2000. No es exagerado comenzar diciendo que su interés es extraordinario.
La amistad entre ambos se había forjado en la tertulia que desde 1945 se reunía en el madrileño Café Lisboa los sábados por la noche. Soto abandonó España en 1954 y se instaló en Londres, en busca de un futuro profesional y económico más estimulante que el de la España de posguerra. Las cosas allí tampoco serán fáciles, aunque combinando el trabajo de oficina con la traducción alcanzará un aceptable bienestar económico. En esos meses de soledad y extranjería, el valenciano decide recuperar epistolarmente la amistad con el hombre al que aprecia y el escritor al que admira: Antonio Buero Vallejo.