
Cambio tecnológico y progreso social: ¿es posible un futuro mejor?
Estamos asistiendo a la materialización de unos procesos de innovación tecnológica que a todos nos sorprenden, no sólo por su relevancia, sino porque la velocidad con que se producen y se incorporan a nuestra vida diaria no tiene precedentes en la historia. Apple introdujo el iPhone hace diez años. Cuando todavía una de cada seis personas vive sin electricidad y más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a Internet, el número de tarjetas SIM supera ya a dicha población. Resulta difícil mantenerse actualizado respecto a todas las innovaciones que se producen y, en el plazo de una vida, estamos viendo que los usos de las generaciones más jóvenes y las de mayor edad son bien diferentes, en términos de cómo establecen sus relaciones con otras personas, así como del modo en que difunden y reciben información. Los entretenimientos han cambiado drásticamente. Los hábitos de lectura también han cambiado, al igual que los sistemas de aprendizaje, en los que las plataformas online han entrado con fuerza y ofrecen posibilidades de formación antes impensables y llegan a lugares donde apenas existe infraestructura educativa.