John Ford: El sol siempre brilla en Kentucky
El sol siempre brilla en Kentucky (The Sun Shines Bright) llegó a las salas de cine en 1953, un año después del estreno de El hombre tranquilo (The Quiet Man). Sin embargo, parece una película más antigua, casi de otra época. Su fotografía en blanco y negro, su aire de melodrama y la afectación de algunos actores, que interpretan sus papeles con autocomplaciente manierismo, recrean en cierta medida la atmósfera del cine mudo. Si reparamos en que la siguiente película de Ford fue Mogambo, la sensación de anacronismo se acentúa. Quizás el director quiso dejar claro que con El sol siembre brilla en Kentucky (una traducción poco inspirada del título original) retomaba el mundo de Judge Priest, un film de 1934 protagonizado por un magnífico Will Rogers, hoy casi olvidado. Ambas películas se basan en relatos breves de Irvin S. Cobb, cuyas tramas se despliegan en un Sur amable, fatalista y romántico. Sería inexacto hablar de secuela, pero hay una evidente continuidad temática. Con familiares en la judicatura, John Ford utilizó la figura del juez Priest para expresar su visión de la justicia y del sueño americano.