
Tras la pista de los nazis
Cuando cerramos los ojos y conciliamos el sueño, los monstruos salen de su escondite y comienzan a hostigarnos. Durante mi adolescencia, el Dr. Szell aparecía una y otra vez en mis pesadillas, acercándose con un torno dental en la mano para torturarme despiadadamente. Interpretado por Laurence Olivier, el Dr. Christian Szell era la versión cinematográfica del tristemente célebre Dr. Josef Mengele en Marathon Man (John Schlesinger, 1976). Dos años más tarde, Olivier cambiaba radicalmente de papel, interpretando al famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal en Los niños del Brasil (Franklin J. Schaffner, 1978). En esa ocasión, Gregory Peck asumía el reto de ponerse en la piel del sádico médico de Auschwitz. Peck sobreactuaba, convirtiendo al personaje en un monigote siniestro. Inspiraba miedo, pero no tanto como Olivier, más contenido y creíble. No me ruboriza admitir que a veces me deslizaba entre las sábanas, sobrecogido por la perspectiva de encontrarme con el Dr. Szell. Por entonces yo tenía catorce años y había sufrido desagradables experiencias en la consulta del dentista, lo cual tal vez explica que la escena de la tortura con un torno dental protagonizada por un feroz Olivier y un aterrorizado Dustin Hoffman se alojara sólidamente en mi inconsciente.