
El reino de Dios
«Duerma tranquila, buena gente, todo es absolutamente falso y lo demás está controlado», dice la introducción del primero de los cuatro libros en que se divide 2084. El fin del mundo, una distopía ambientada en un mundo que supuestamente ocupa un solo régimen: Abistán. El nombre significa «el país de los creyentes»: tiene una religión oficial, la veneración del dios Yöhla, y un líder político que ejerce de «delegado» de la deidad, Abi. De él se derivan el nombre del territorio y el idioma que se habla (la abilengua). Hay un libro sagrado, el Gkabul («aceptación»: también es el nombre que lleva el culto); el texto incorpora algunos fragmentos. El país surge de una victoria en una «Gran Guerra Santa», en la que oficialmente «el Enemigo» «desapareció sin más. Nadie consiguió jamás hallar en todo el país la menor huella de él, de su miserable paso por la tierra. La victoria había sido “total, definitiva, irrevocable”, tal como se anunció oficialmente».