A propósito de los fraudes en las mieles
Mis suegros, ambos insignes veterinarios, dieron durante muchos años un curso de Apicultura, y todavía, años después de su fallecimiento, sigo consumiendo miel de sus colmenas. Por esta razón, suelo prestar especial atención a las noticias que me llegan sobre Apicultura. Las dos que hoy gloso aquí no son buenas noticias, ya que ambas tratan sobre los fraudes que actualmente sufre el delicioso producto que se compone en una alta proporción de glucosa y fructosa, junto con otros componentes menores, incluidos los responsables de sus aromas, que determinan en gran medida el amplio abanico de sus precios. Las mieles carecen de las propiedades que tradicionalmente se les atribuyen en la medicina popular, salvo la de aportar las calorías correspondientes a los hidratos de carbono que contienen y la de su agradable sabor y aroma. Tal vez su única contraindicación sea la de que los diabéticos no deben consumirlas en exceso.