Sólo la risa es la razón
Vaya por delante, para dejar las cosas claras desde el principio, que no tengo especial inclinación por el género (¿puede llamarse así?) de los aforismos. Mi escaso entusiasmo por ellos se hace todavía más patente cuando se rompen las fronteras de la mesura y se trata nada menos que de un libro entero. Me pasa con ellos como con el encadenamiento de chistes o, en general, esos sketches de humor que proliferan en televisión y otros medios. En contra de lo que suelen pensar muchos, hacer comedia es una de las cosas más difíciles que hay. Los genios en este ámbito se cuentan con los dedos de una mano (y sobran).