
Cuando tiemblan las rodillas
Hace años, ya muchos, cuando yo comenzaba mi carrera académica en la Complutense, me tocó ejercer de profesor ayudante de un ilustre catedrático. Los juicios del maestro sobre literatura o sobre lo que fuere venían en dos sabores y medio. Lo que fuere era hermoso o, cuando se trataba de algo verdaderamente notable, muy hermoso.