Caer en la tentación
Tras la publicación más o menos escandalosa de su única novela, El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde se defendió de las críticas esperables con ingenio, inteligencia y más de un punto de malicia. A los que tildaron su obra de inmoral les respondió que «era incapaz de entender cómo cualquier obra de arte puede criticarse desde un punto de vista moral», una opinión que repetiría en el prefacio a la segunda edición de la novela.