
Nostalgia de un país perdido
En la obra de Haruki Murakami hay una persistente alternancia entre novelas largas y ambiciosas y otras más cortas y de vocación menor. Después de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, de 1985, una asombrosa odisea posmoderna que mezclaba ciencia ficción, género negro y literatura fantástica, apareció la realista y sentimental Tokio Blues (Norwegian Wood), que convirtió a su autor en una superestrella de las letras niponas, a pesar de ser uno de sus trabajos menos recomendables.