Dennis Rodman juega al baloncesto con Kim Jong-un:
rnel vigor de los desalmados, o las paradojas del poder
Dennis Rodman, que fuera jugador de los famosos Bulls de Chicago, el equipo de baloncesto eternizado por la figura de Michael Jordan, acaba de realizar un viaje a Corea del Norte en el que ha tenido ocasión de confraternizar con el sátrapa local, hijo y nieto de la misma especie, Kim Jong-un. La extraña visita ha tenido lugar en el contexto de una gira de los Globe Trotters a la capital norcoreana patrocinada por una productora de televisión que responde al nombre de VICE –una predestinación como cualquier otra– y que está realizando una serie semanal para la cadena de televisión por cable HBO. Según las constancias gráficas del evento, Rodman y Kim Jong-un contemplaron codo con codo el partido de exhibición jugado entre el equipo estadounidense y un conjunto coreano, bien que ayudado este último por dos de los malabaristas jugadores estadounidenses. El resultado, qué casualidad, fue un cuidadoso empate a 110. El excéntrico Rodman, que luce en su cara un número indeterminado de piercings y ostenta un vestuario propio de los más estrafalarios predicadores del Hyde Park Corner londinense, parecía compartir con entusiasmo y placer la compañía del joven y obeso líder norcoreano, en esta ocasión dado a la fácil carcajada de camaradería compinche, por más que su atuendo habitual se limitara a la oscura y sobria vestimenta estilo Mao.