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De la dinomanía

Mitología de los dinosaurios

JOSÉ LUIS SANZ

Taurus, Madrid

222 págs.

1.850 ptas.

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¿Ha pasado ya para no volver la dinomanía? No, nos asegura el autor, sin duda el máximo especialista español en dinosaurios: esta moda, que tuvo su primer brote epidémico en la Gran Bretaña victoriana, ha sido y será recurrente. Las causas podrían estar en nuestro subconsciente colectivo: no es difícil entroncar a los dinosaurios con la mitología más primitiva, figurados inicialmente como dragones en el mito de San Jorge o de Sigfrido, y después en encarnaciones varias como La Bella y la Bestia, o King Kong… La parte más valiosa del documentadísimo trabajo de José Luis Sanz –evidentemente un apasionado tanto de los dinosaurios como de la ciencia ficción y del cine de monstruos– son sus sugerencias sociológicas: el darwinismo social latente en la ilustración con dinosaurios de «La consagración de la primavera» en Fantasía; los «mundos perdidos» donde perviven los dinosaurios como parábolas de los paraísos perdidos; los carteles tranquilizadores con los que, en pleno franquismo, se anunciaba la película El monstruo de tiempos remotos; los dinosaurios como subversivos (la palabra tan querida a los dictadores latinoamericanos) del orden establecido, y su justa y merecida derrota; el hecho de que estas victorias son además parábolas del triunfo de la Tecnología sobre la Naturaleza; cómo, irónicamente, Godzilla se ha transformado de un peligro nacional para Japón a un símbolo del orgullo nacional japonés (en una película de 1991 ambientada en la Segunda Guerra Mundial, este dragón asiático pone en fuga a los soldados norteamericanos). Y, por último, una reveladora conclusión: los monstruos de moda reflejan el paradigma científico dominante: si Frankenstein era revivido gracias a la recién domesticada electricidad, las criaturas japonesas renacen por culpa de la radiactividad (aunque a veces, paradójicamente, también son destruidas gracias a ella); pero los dinosaurios clonados del Parque Jurásico son hijos de la biotecnología.

Paralelamente a la historia de los dinosaurios en la pulp fiction y en el cine de serie B (y, desde Spielberg, también en la serie A) hay en este divertido libro información rigurosa sobre dinosauriología y sus practicantes, los dinosauriólogos. Aunque queda claro que este no es el objetivo principal de la obra, es aquí donde se pueden localizar algunos problemas de definición o estructura. Por ejemplo, los lectores quizá hubiesen deseado una toma de posición más nítida del autor sobre el tema de las posibles causas de la extinción masiva de los dinosaurios; en cambio otros aspectos, como la conexión evolutiva dinosaurios-aves, están mencionados con excesiva reiteración. También, la discusión sobre si Tyrannosaurus era un cazador o un carroñero parecería más propia del capítulo 7 (donde, bajo el título Dinosaur renaissance, se tratan los nuevos puntos de vista sobre el modo de vida de estos animales) que del 25 (Modo de vida de los dinosaurios en el relato fantástico), donde está situada.

Pero estos son, evidentemente, problemas mínimos en un libro que se lee de un tirón y que –como debe ser en la divulgación científica de calidad– no sólo ilustra sino que explica en profundidad: en este caso, la historia y causas de la dinomanía que hemos padecido en la década que ahora acaba. No cabe duda de que esta profundidad en la explicación nace, en buena parte, del cariño del autor hacia su tema, una afición profunda que, según él mismo cuenta, ha sido común entre los dinosaurólogos. La mejor anécdota en este sentido la protagoniza la esposa de Barnum Brown, uno de los más famosos especialistas norteamericanos, la cual escribió en 1950 el libro Me casé con un dinosaurio. Me imagino a la posible esposa de José Luis Sanz escribiendo Me casé con un dinosaurio español. Nadie más podría hacerlo.

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Ficha técnica

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