
Literatura comparada: el estado de la cuestión
En la literatura comparada se institucionaliza la experiencia del lector, que queda rota por la conversión de la práctica cotidiana de la literatura en materia académica. Frente a la ordenación escolar, generalmente cronológica y nacionalista, todo lector pasa de un libro escrito originalmente en una lengua a otro redactado en otra, regresa a sus lecturas de infancia por razones más o menos melancólicas, cambia un texto contemporáneo por otro medieval y un artículo de periódico por un cuentecillo llegado en hojas volanderas. Es capaz, así, de hacer comparaciones entre obras de épocas diversas, entre novelas traducidas o no, entre poemas, prosas o películas, del mismo modo que discute de las adaptaciones teatrales y goza leyendo escritos no hechos para el goce.