
Contarlo para crearlo
En febrero de 1944, Primo Levi fue deportado a Auschwitz junto con otros seiscientos cincuenta judíos. Desde entonces se ha podido identificar únicamente a cuatrocientos noventa: el resto tienen la consideración oficial de «personas desconocidas» y han desaparecido sin dejar huella: nadie sabe quiénes eran ni de dónde venían. Levi –uno de los sólo veinticuatro supervivientes judío-italianos del transporte– regresó a Italia en el otoño de 1945 y la necesidad de dar testimonio era tan intensa que empezó a anotar, desordenadamente, pensamientos y hechos, conversaciones, cosas vistas y oídas en Auschwitz, en el reverso de billetes de tren, trocitos de papel, paquetes de cigarrillos aplastados: en cualquier cosa que pudiera encontrar.