¿Es así como se acaba la democracia?
En la noche de las elecciones, casi en cuanto estuvo claro que lo impensable se había convertido en una cruda realidad, Paul Krugman preguntó en The New York Times si Estados Unidos no era ahora un Estado fallido. Los politólogos que estudian normalmente la democracia estadounidense en un espléndido aislamiento están empezando a desviar su atención hacia África y Latinoamérica. Quieren saber qué sucede cuando los autoritarios ganan elecciones y la democracia se transforma poco a poco en algo diferente. El demagogo que prometió matar a los terroristas junto con sus familias está trasladando a su propia familia al palacio presidencial. Antes incluso de que se produzca la ocupación, sus hijos ya están siendo situados en posiciones de poder. Ahí lo tenemos en televisión, dorado y reluciente, con su mujer a su lado y tres de sus hijos en fila por detrás, preparados para recoger lo que papá tenga que ofrecer.