El espía comunista
Con la arrogancia de los vencedores, los alemanes occidentales se dispusieron, tras la unificación, a procesar judicialmente a los responsables del espionaje exterior en la difunta Alemania Oriental, cuyo principal dirigente fue, durante treinta y cuatro años, Markus Wolf, considerado como uno de los más eficaces jefes de espionaje del mundo y conocido por los servicios secretos occidentales como «el hombre sin rostro» porque hasta 1979 no consiguieron su fotografía. A partir de 1990, por decisión de fiscales y jueces, los responsables y los empleados en los servicios secretos de Alemania del Este se convirtieron en presuntos delincuentes, bajo la acusación de espionaje y de traición, a pesar de que sus actividades se habían desarrollado a beneficio de la RDA,