Pioneras a la fuerza
En 1921, la londinense Gertrude Maclean, una mujer soltera de treinta y siete años y de buena familia, montó una empresa llamada Tías Universales. Su primer anuncio en el periódico The Times rezaba así: «Tías Universales. (Damas con antecedentes intachables.) Cuidado de niños. Carabinas. Amueblado de casas. Compras para las colonias. Trabajo de investigación». La empresa fue todo un éxito. La señorita Maclean había tenido una afortunada idea, en la que se unían estrechamente la tradición y la modernidad: la tradición quería que las tías solteras (entonces aún las llamaban, con cierto desprecio, solteronas) se dedicasen a hacer todas aquellas actividades para las que las siempre atareadas madres no tenían tiempo, desde comprar los regalos de Navidad hasta completar una