Memes de humor negro (I)
Un colega y amigo que dice ser seguidor de este blog aprovecha nuestra cita después de mucho tiempo sin vernos para hacerme una serie de sugerencias sobre lo que aquí escribo. Como lo tengo por persona competente y aguda, atiendo a sus observaciones, que son críticas pero amables, con un interés que no excluye cierta dosis de sorpresa. La causa de esta última no es más que la tenaz constatación –¡ya debía de estar curado de estos espantos!– de que lo que uno da por evidente y poco menos que obvio resulta no serlo tanto a los ojos de los demás y, más aún, que determinados sobreentendidos que uno cree compartir con el lector –incluso un lector tan culto y avezado como mi amigo– se interpretan en sentido muy distinto al que han sido concebidos.