En el nombre del padre
En algún momento, muy probablemente ya cerca del final de su vida, Johann Sebastian Bach tomó una decisión trascendente. Él, que había compuesto decenas de fugas, una de las formas musicales que llevó a su máxima perfección técnica y artística, acometió por primera vez una cuyo sujeto estaba formado por las cuatro notas que integran su propio apellido según la notación alfabética alemana: Si bemol (B) – La (A) – Do (C) – Si natural (H).