
Chinoiseries
Si fuera Jamie Dimon también yo me sentiría tentado de ponerme al mundo por montera. Dimon llegó a consejero delegado (CEO) de JPMorgan Chase en 2005 y ese banco es el mayor de los Cuatro Grandes en Estados Unidos.
comunismo
Si fuera Jamie Dimon también yo me sentiría tentado de ponerme al mundo por montera. Dimon llegó a consejero delegado (CEO) de JPMorgan Chase en 2005 y ese banco es el mayor de los Cuatro Grandes en Estados Unidos.
En noviembre de 2012 el recién nombrado secretario general del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, visitó el Museo Nacional en Pekín y compartió con la audiencia presente su sueño chino de rejuvenecimiento nacional
La grafía de China en mandarín es 中國.El primer ideograma puede traducirse como centro y el segundo por poder, imperio, supremacía y otras acepciones relacionadas con lo que el DRAE define como «tener expedita la facultad o potencia de hacer algo». Entre otras cosas, imponer la voluntad de un individuo o grupo sobre la de otros.
Al final de los Juegos Olímpicos de 2008 China irradiaba éxito. La economía llevaba cinco años creciendo por encima de 10% y si algo preocupaba al gobierno de Hu Jintao era un eventual aumento de la inflación y un excesivo crecimiento del empleo que frenasen ese impulso.
Cuando hablamos de la economía china, se ha convertido en una cláusula de estilo recordar que su ritmo de crecimiento durante los últimos cuarenta años -desde que en 1979 Deng Xiaoping impulsara la etapa de Reforma y Apertura- ha sido el más veloz de los conocidos hasta ahora en la historia de la humanidad. Como los tópicos no necesitan de mayor afán, dejemos éste a un lado y tratemos de entender cómo se han conseguido esos resultados. ¿Qué pasó en China tras el absoluto fracaso de las previsiones maoístas de que el país fuera a entrar en una rápida etapa de transformación socialista y a llegar pronto -unos quince años a partir del Gran Salto Adelante de 1958- al comunismo?
El prestigio del socialismo quedó muy maltrecho tras el espectacular fracaso del Gran Salto Adelante. El de Mao aún peor. Y no olvidemos que, juntas, esas dos cosas eran las que atizaban la hoguera utópica del Gran Timonel. No; no habría socialismo en China en los años de su vida. Y no.
Que una afiliada al Partido Comunista de España, organización que mantiene su fidelidad dogmática al marxismo leninismo (art.1-3º de sus Estatutos), prologue una nueva edición de aquel potente panfleto que fue El manifiesto comunista de Marx y Engels no tiene nada de raro, más bien lo contrario, pese a los aspavientos melindrosos de la derecha hispana
¿Puede decirse que China sea una sociedad capitalista? Por muchas contorsiones que se hagan la respuesta habitual suele ser afirmativa. Basta con ver el papel de las empresas privadas, de las que razonablemente se dice que contribuyen el 60% del PIB; 70% de la innovación; 80% del empleo urbano; y 90% de los nuevos puestos de trabajo.
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