
El lamento de los necios
Desde la publicación de El manifiesto antipedagógico (2006), Ricardo Moreno Castillo se ha propuesto como misión en la tierra una tarea hercúlea, a un paso de lo quijotesco. Pese a ser reconocida como disciplina académica en todo el mundo, para él la pedagogía es una suerte de pseudociencia, vacía de contenido y conjurada en pervertir la educación a nivel global. En este sentido, La conjura de los ignorantes no añade nada nuevo a un discurso que no admite grises. No hay pedagogía buena ni mala, propuestas didácticas convincentes o discutibles, pues la disciplina es, sin excepción, y si atendemos a sus argumentos: un disparate, irrelevante e irresponsable, insensata, un rosario de despropósitos, de patochadas y estupideces, un delirio, una ristra de majaderías, una tontería, algo que sabe cualquiera, que anuncia obviedades, un desatino.