TODO ESO QUE TANTO NOS GUSTA

Pedro Zarraluki

Destino, Barcelona

302 pp.

20 €



   



   



   



   


Todo eso que tanto nos gusta

No es fácil lograr que en un pequeño pueblo del Ampurdán coincidan un viejo arquitecto que huye de Barcelona en busca de un palacio encantado y su hijo, un abogado de mediana edad en proceso de separación matrimonial, cuya madre le ordena ir tras él; una millonaria y exquisita mecenas italiana protectora de jóvenes artistas que vive en una perturbadora mansión con su mayordomo y su cocinera napolitanos; una ex profesora de literatura que acabó cultivando las rosas más bellas tras haberse quedado ciega y cuyo amante esposo –un promotor inmobiliario– no mezquina tiempo ni esfuerzos para leerle novelas (y de las grandes); una joven taxista casi angelical en vísperas de su boda; una tierna prostituta de carretera apresada en las redes de las mafias del antiguo Este europeo; una curtida anarquista que sigue sin reconocer al Estado porque para eso hizo la Revolución y que regenta una destartalada pensión donde no se admiten tarjetas de crédito y donde gran parte de estas criaturas confluyen, amén de otros personajes menores: parientes y amigos de unos y de otros, además de otras figuras necesarias para dar credibilidad y espesor a este rico y divertido mosaico de nuestro vivir.

No es fácil mover los hilos de las múltiples y minúsculas intrigas que van acercando o alejando a esta singular troupe y conseguir que el lector se adentre en este tupido y variopinto retablo humano con tanta naturalidad como aquiescencia.

Un prodigio así de envolvente se logra a partir de una mirada singular y morosa, rica en detalles, repleta de matices y sugerencias, pulcramente atenta a los espacios y a las vidas que éstos cobijan, a la atmósfera y a las sensaciones de todo tipo que dibujan o evocan el vivir. Y, en literatura, todo esto se logra a partir de una voz depurada y cuidadosa, atenta a aproximarlo todo y a dotarlo de sentido.
Porque en Todo eso que tanto nos gusta, Pedro Zarraluki elabora un delicado canto a la vida y una protesta contra los motores. Y nos habla del amor y del miedo y del fracaso y de la culpa y de los varios lazos terrenales…

De todo cuanto, en la vida, nos atormenta y nos redime.