Contra todo pronóstico, E. M. Forster dio por terminada su carrera de novelista a los cuarenta y cinco años, con Pasaje a la India (1924), en opinión de muchos su obra maestra y, sin duda, la novela más popular de las cinco que publicó en vida. Dejó una sexta, de tema homosexual, en el cajón, y al parecer pasó a otras cosas sin grandes pesares. En los cuatro largos decenios adicionales que duró su vida, llevó a la imprenta cuentos, una biografía, crónicas de viaje, un libreto, teatro, conferencias y muchísima crítica literaria. Su fama, de hecho, no hizo sino crecer después de las novelas. Y, en los años de posguerra, Forster se consolidó como una versión muy británica del intelectual público: el literato amable, mezcla de asceta y activista, sabio y diletante, crítico y comunicador.