ROBERT LOUIS STEVENSON. El señor de Ballantrae
Cuando Vladimir Nabokov se dispuso a preparar su luego famoso «curso de literatura europea», Edmund Wilson le advirtió de que Stevenson era un autor de segunda fila. Con los años, parece que Stevenson sigue gustando más a los escritores que a los estudiosos de la ficción literaria. Para Borges, el descubrimiento de Stevenson fue «una de las perdurables felicidades que puede deparar la literatura». Sin embargo, Stevenson permanece recluido en esa especie de reserva más o menos inefable que ha venido a ser la llamada literatura juvenil. Anaya acaba de reeditar El señor de Ballantrae en una traducción bien entonada de Ana Isabel Conejo e Hilario Franco, con un breve estudio de Luis Martínez de Mingo, y sin duda se