No hay muchos libros sobre videojuegos, lo que resulta sorprendente teniendo en cuenta el papel clave que tienen en el entretenimiento, su importancia económica y ?tal vez sobre todo? el grado de implantación entre la población, desde los niños hasta los adultos: ¿habrá que recordar a Celia Villalobos, ejerciendo en ese momento la presidencia del Congreso de los Diputados, jugando en su móvil al Candy Crush mientras hablaba el presidente del Gobierno?
¿Por qué apenas si son materia de reflexión, de reflexión seria, se entiende? Tal vez por su relativa novedad, por su posición periférica en el mundo de la diversión (cosa de niños, de desocupados). Y por su pertenencia al universo de las culturas populares (como los cómics, determinadas comidas, ciertas canciones). Cuando algún escritor profesional aborda el tema, suele hacerlo desde su posición de jugador, de adicto, como es el caso de Martin Amis con The Invasion of the Space Invaders: muestra de la rareza de su incursión es el hecho de que, publicada en 1982, nunca fue reimpresa, y está ausente de sus bibliografías (por suerte, hay una traducción española: La invasión de los marcianitos, trad. de Ramón de España, Barcelona, Malpaso, 2015).