Otra España negra… ¿o la misma?
Confieso que me siento incómodo con la expresión España negra. Es la misma incomodidad que me causa el marchamo de Leyenda negra y, como ya pueden suponer, no es por el adjetivo –o sea, el color- pues parecido fastidio me causa cualquier otra caracterización que restrinja una realidad multiforme a solo una de sus manifestaciones. Por decirlo claramente, lo que me produce rechazo es el reduccionismo, sea en un sentido o su opuesto. Es verdad que yo mismo he empleado en innumerables ocasiones en mis análisis e investigaciones la acuñación de España negra, entre otras razones, porque es simplemente inevitable, dependiendo de los temas que se aborden.