Queridos lectores, suspendemos las publicaciones, como en años anteriores, hasta el 10 de Enero. ¡Feliz Navidad!

La estupidez es contagiosa (y II)

Supongo o, mejor dicho, estoy seguro de que se darían cuenta de mis esfuerzos por no entrar en el terreno directamente político al desarrollar algunos de los temas que contiene el Breve tratado sobre la estupidez humana, que comenté el otro día. Y eso que a su autor, Ricardo Moreno Castillo, le anima un claro propósito de esa índole, unas veces implícito y otras, las más, bien explícito. En gran medida porque considera –creo que con toda la razón del mundo? que la mayor parte de la estupidez del mundo en que vivimos procede de toda esa serie de cantamañanas que han reflexionado dos segundos y han decidido que el mundo está mal hecho y ellos son los llamados a enderezarlo. Moreno pone múltiples ejemplos de tales especímenes: así, esos ecologistas radicales que hablan de hacer justicia a la Madre Tierra o que, reconvertidos al animalismo, hablan del derecho de una especie a ser salvaguardada, sin reparar en que el derecho es una herramienta creada por el hombre que sólo tiene sentido en la sociedad humana. 

Leer más »

Philip Glass, o la fertilización cruzada

Philip Glass es un compositor norteamericano que ha desarrollado su obra dentro del minimalismo musical, movimiento al que también pertenece su coetáneo Steve Reich. Pero la obra de Glass, desarrollada a través de cinco décadas, se ha hecho más acreedora del calificativo «repetitiva», que describe bien las secuencias melódicas, a veces obsesivamente reiteradas, que constituyen sus composiciones. Su trabajo relacionado con el cine (empezando por Koyaanisqatsi Mishima en la década de 1980) y con el teatro (empezando también por sus colaboraciones con Bob Wilson, como the CIVIL warS) le han dado una notoriedad pública muy superior a la de otros compañeros de tendencia.

Unas memorias centradas en su formación y evolución, que es lo que claramente es Palabras sin música (publicada por primera vez en 2015), podrían aparentemente no interesar más que a admiradores de su obra, o a especialistas en música contemporánea, en la que, por cierto, Glass ocupa un lugar destacado. 

Leer más »

¡Abajo los ricos!

En una de las entrevistas que ha concedido el politólogo norteamericano Francis Fukuyama con motivo de la promoción de su último libro, dedicado al auge de la identidad en el mundo contemporáneo, surgió la pregunta acerca del resurgir del socialismo en Gran Bretaña y Estados Unidos. En ambos países se habla del socialismo más de lo que se ha hecho en mucho tiempo: el viejo socialista Jeremy Corbyn lidera el Partido Laborista y el viejo socialista Bernie Sanders representa la pujanza de esa corriente en el Partido Demócrata, mientras que las jóvenes estrellas de este último ?como Alexandria Ocasio-Cortez? se declaran abiertamente socialistas en paralelo a un aumento de la popularidad del término entre los votantes. Es especialmente el caso entre los jóvenes norteamericanos, pero lo mismo sucede con el conjunto de los electores británicos, y no digamos con los alemanes. 

Leer más »

Desde el púlpito

En 2014, muy al final de su carrera, James Salter dictó tres conferencias sobre el oficio de escribir de la Universidad de Virginia, donde había sido contratado en calidad de escritor residente. Salter murió poco tiempo después, y las charlas se recogieron en un librito más o menos conmemorativo publicado por University of Virginia Press, con un prólogo de John Casey ?amigo del autor, novelista y miembro de la universidad? que ponía las cosas en contexto y abultaba el texto hasta las ciento veinte páginas. El arte de la ficción reproduce esa edición póstuma, aunque, con buen juicio, los editores españoles han descartado el prólogo, y han incluido a modo de introducción un artículo de Antonio Muñoz Molina publicado originalmente en Babelia: «Leyendo las conferencias ?apunta este último? uno no puede creerse que esas palabras hayan sido escritas y dichas por un hombre de ochenta y nueve años». (Yo sí me lo creo.) Y lo interesante no sería sólo «el grado de lucidez que muestran y la agudeza de sus observaciones, sino el aire de asombro y de tanteo que irradia de ellas, de entusiasmo a la vez sobrio y romántico hacia el oficio de escribir y las posibilidades de la literatura».

Leer más »

El autorretrato de Fernando Aramburu

La relación del escritor con lo que escribe incluye satisfacciones y disgustos, pero también el escalofrío o el vértigo de un riesgo. No se trata solamente de que su libro se convierta en jurisdicción de editores y lectores que marcarán la fortuna de la obra. Cuando se escribe una novela, el escritor ha vaciado en ella parte de su mundo interior, ha vivido los destinos de sus personajes, ha tomado decisiones por ellos (o incluso ha creído sentir que ellos las tomaban por él), ha usurpado (o quizá, mejor, ha cedido) un espacio y un tiempo.

La experiencia ha podido ser feliz en ocasiones. Cuando Cervantes toma la pluma para volver sobre el Quijote, nueve años después de la Primera Parte, el lector tiene la vehemente sensación de que el escritor está divirtiéndose tanto como lo hacemos sus destinatarios. La inventiva acude presta en cualquier momento, todo lo ha ensayado ya y ahora brota más natural que nunca, la prosa se dilata porque Cervantes ya no se niega a ningún meandro de su imaginación y la decisión de concluir los episodios le cuesta y los engarza unos con otros. Y le duele la inminencia del final que, en cierto modo, parece que retrasa adrede.

Leer más »

Los telómeros. Una interesante aventura

En mis tiempos de formación como biólogo aprendí que los telómeros, unas estructuras que ocupan los extremos de los cromosomas, habían sido descubiertos por Hermann Joseph Muller (premio Nobel en 1946) y que Barbara McClintock (premio Nobel en 1993) había deducido que estas estructuras eran esenciales para la distribución equitativa del material genético de una célula entre sus descendientes, ya que los cromosomas que carecían de ellos se adherían unos a otros y hacían descarrilar el proceso de distribución.

Posteriormente, Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak describieron la estructura molecular de los telómeros, que resultó consistir en cortas secuencias de ADN repetidas en tándem y protegidas por ciertas proteínas, y descubrieron una enzima, denominada telomerasa, que es la pieza central de la maquinaria responsable de su síntesis. Estos científicos recibieron por ello el premio Nobel en 2009. 

Leer más »

La mano invisible que mece la cuna (y la tumba)

Augusta Ada King (1815-1852), condesa de Lovelace, fue una matemática británica conocida por sus investigaciones sobre la máquina analítica de Charles Babbage. Entre sus «Notas» sobre la máquina, Ada Lovelace dejó lo que se hoy se considera el primer algoritmo concebido para ser autoprocesado por un ordenador.  

Ada es también el nombre del algoritmo que dirigió la campaña de Hillary Clinton. No es que Clinton dudara de si hacer caso al algoritmo o a sus asesores cuando se producía alguna discrepancia entre ellos, sino más bien que, antes de adoptar cualquier estrategia, lo primero que hacía el equipo de la candidata era consultar al oráculo del big data. Las decisiones sobre dónde, cuándo y cómo invertir cada dólar de la campaña eran tomadas previa consulta a Elan Krieger, que traducía al lenguaje electoral las correlaciones encontradas por el algoritmo. Mientras que la falta de datos hace que sea complicado saber cuál era la ratio de acierto del oráculo de Delfos, es bastante más sencillo verificar el fracaso del algoritmo de Ada.  

Leer más »

La literatura según Jaime Gil de Biedma

Además de ser un gran poeta, Jaime Gil de Biedma fue un magnífico ensayista. En 1980 apareció un volumen que reunía todos sus ensayos, El pie de la letra, con una segunda edición ampliada en 1994. Ahora, la editorial Lumen publica una nueva edición a cargo de Andreu Jaume, quien aporta numerosas novedades respecto a las dos anteriores y sigue muy de cerca la intención del autor. Este dejó en la agencia literaria de Carmen Balcells una carpeta con la indicación precisa «Textos a incluir en una segunda edición de El pie de la letra», escritos todos ellos en la década de los ochenta.

El esquema que sigue esta tercera edición respeta la estructura muy calculada que el libro ya ofrecía en 1980 y en 1994. Un orden que dice mucho del poeta y que va desde una época inicial de aprendizaje, en la que aquel trata de buscar modelos diferentes a los que dominaban por entonces en España, hasta el momento en que ya ha dejado de escribir poemas y se aleja de la necesidad de justificar sus afinidades o sus rechazos. 

Leer más »

Ilustración o contra-Ilustración

Es este uno de los libros más conocidos del gran filósofo británico Michael Oakeshott (1901-1990), cuyo prestigio irá siempre ligado a una filosofía política de posguerra que arracimó a autores de la talla de Leo Strauss, Friedrich Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin o John Rawls. Si, para The Guardian, Oakeshott constituye «quizás el filósofo político más original de la centuria», para The Daily Telegraph fue «el mayor filósofo político en la tradición anglosajona desde Mill o incluso Burke». Justos o excesivos, estos elogios se refieren en buena medida a esta obra, que difícilmente dejará de reeditarse.

Michael Oakeshott fue educado en un colegio mixto donde se cultivaban a la par la responsabilidad social y el individualismo. Estudió Historia y Ciencia Política en Cambridge; y en 1925 se trasladó a Alemania para estudiar Teología. Tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, y realizar un breve paso por Oxford, relevó a Harold Laski en su cátedra de Ciencia Política de la London School of Economics hasta 1968.

Leer más »

¿Se puede ser todavía comunista?

Cuando tenía veintitrés años, fui un verano a conocer el comunismo y aprender alemán en la ahora extinta República Democrática Alemana. A poco de llegar, paseando por una aldea del Hartz, alguien me gritó desde donde no pude verlo un agresivo «Kommunist!» Que en un país comunista se utilizara como insulto tal adjetivo me sorprendió; que toda la población, incluida la muchachada en camisa azul añil de la Freie Deutsche Jugend, echaran pestes en privado y a veces en público del comunismo, también me dejó perplejo; pero lo que de verdad no había imaginado era la realidad misma del comunismo. Si el periodista norteamericano Lincoln Steffens pudo decir, tras pasar tres semanas en la Unión Soviética en 1917, que había viajado al futuro y funcionaba («I have been over into the future, and it works»), viajar a la República Democrática Alemana en los años ochenta era viajar por un túnel del tiempo que nos retrotraía hasta 1945 y que, evidentemente, no funcionaba. Eso sí, era un viaje al pasado muy peculiar, porque todo estaba deslucido por el envejecimiento y, junto a las ruinas de antaño, se alzaban de vez en cuando los bloques de viviendas prefabricados de hormigón, que algún día se desmontarían, cuando hubiera recursos para restaurar la Alemania cuarenta años antes destruida por la guerra: «Dem Sozialismus gehört die Zukunft!» «¡El socialismo es el futuro!», pregonaba la propaganda con que se adornaban las calles, pero el paisaje no hablaba de futuro, sino de congelación en el tiempo y de degradación física y humana.

Leer más »

La casa de los líos

En los hábitos estadounidenses de lectura figura siempre, con un espacio tan privilegiado en el interés como extenso en volumen, el dedicado a la vida, hazañas, milagros, desventuras y escándalos de la clase política del país. En particular, en lo referido a los presidentes. Es un género que, naturalmente, cuenta en su haber con una larga y brillante nómina de profesionales dedicados a la historia –no en vano, los llamados «presidential historians» cuentan con un especial reconocimiento entre los colegas del ramo?, pero que se ve habitual y frecuentemente enriquecido por volúmenes pegados a la realidad del momento y cuyos autores suelen tener el periodismo como profesión. Unos y otros cubren exhaustivamente, y en general con ilustrada prosa, los detalles más insignificantes o trascendentes de la trayectoria de los mayores y menores dirigentes del país y forman por sí mismos un capítulo de imprescindible recordación para una ciudadanía que tiene a gala conocer la complejidad de su peripecia para, en lo posible y deseable, aprender de ella. Es, por lo demás, un género poco o nada dado a la hagiografía y nutrido de, por lo general, cuidadosas investigaciones. Aunque luego no falten quienes, por sí mismos o por encargo, tengan la tentación de poner en duda su veracidad.

Leer más »

Seis lecciones de Torrente Ballester

En el apéndice bibliográfico de este libro, José Lázaro precisa el origen de las seis conferencias inéditas de Gonzalo Torrente Ballester que se recogen en él: cuatro corresponden a un ciclo impartido en 1973 en Vigo, la quinta a un seminario de 1963 en Madrid y la sexta procede de un texto mecanográfico sin fecha, conservado en la fundación que lleva el nombre del autor.

Como señala Carmen Becerra en el prólogo, para entender el concepto de literatura en Torrente Ballester hay que considerar tres aspectos fundamentales: su amplísima formación personal, materializada en sus estudios y su extensa biblioteca; la variedad de su actividad profesional –profesor de Historia y de Literatura en muy diversos puntos, crítico teatral, articulista periodístico? y su admiración por el autor del Quijote, obra que fue motivo de muchos de sus textos (entre otros, El Quijote como juego). Por otra parte, añade la prologuista, el autor, a lo largo de varios decenios «fue postulando su pensamiento teórico en multitud de estudios, conferencias y artículos».

Leer más »

Últimas publicaciones

Reseñas