Nació, fotografió y murió. Ni se reprodujo ni reveló su nombre verdadero a casi nadie. Era «La Efigie», «Zapatones», «la francesa» o «la espía». Sabían que esa niñera atípica escondía algo, pero tampoco nos fijamos demasiado en lo que hacen los demás. Comía de pie, como un antílope. Tenía altura de rascacielos y su corazón era, en realidad, un hueso de melocotón. Duro y áspero. Anunciaba su presencia con sombreros y cerca del vientre, le colgaba –siempre– una cámara Rolleiflex.
Clic.
Esa es Vivian Maier (Nueva York, 1926-Chicago, 2009), nacida Dorothée Viviane Thérèse. Pasea con zapatos masculinos por Bangkok, Egipto, Chicago, Indonesia o Nueva York. Clic. Sólo dispara una vez. Lo hizo en más de ciento cincuenta mil ocasiones. Apenas reveló los negativos. Casi nunca imprimió su trabajo.