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Treinta años de economía española

1987-2007. España. Transformaciones económicas, financieras y sociales

Analistas Financieros Internacionales

Madrid, Empresa Global, 2017

280 pp. Descarga gratuita

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Analistas Financieros Internacionales (AFI) es, sin duda, una de las empresas de consultoría económica y financiera más relevantes de nuestro país. La compañía fue creada el año 1987 y, con motivo de su trigésimo aniversario, ha publicado un libro dedicado al análisis de las principales transformaciones que la economía y la sociedad españolas han experimentado en las tres últimas décadas. Se trata de un volumen que recoge quince trabajos ?sin contar los que se dedican a explicar el nacimiento y desarrollo de la propia empresa? en los que se ofrece una amplia visión de la evolución de la economía española desde 1987 hasta nuestros días. Todos los autores son socios o empleados de AFI, lo que, dada la variedad de los temas analizados en la obra, refleja la diversidad de campos de trabajo de la consultora. El lector obtiene así de su lectura una visión general de algunos de los aspectos más relevantes de la evolución reciente de nuestra economía.

La historia de la economía española desde 1960 hasta nuestros días ha sido, sin duda, una historia de éxito. Un intenso proceso de modernización de la actividad productiva y la apertura al comercio y a las inversiones internacionales han permitido que la riqueza y el bienestar de los españoles se hayan incrementado de forma notable; y los rasgos específicos que, durante tanto tiempo, mantuvieron a nuestra economía en niveles de renta y desarrollo significativamente más bajos que los alcanzados por otros países europeos se han reducido de manera importante con el paso del tiempo. Por mencionar sólo la variable macroeconómica más relevante, hay que recordar que, entre 1987 y 2017, el PIB per cápita español creció, en términos reales, un 67%. Si consideramos que las cifras fueron el 55% para Alemania, el 44% para Francia y el 22% para Italia, hay que concluir que los resultados españoles han sido muy buenos. Conviene señalar, sin embargo, que no han sido los mejores datos en la historia reciente de la economía española. De acuerdo con los recientes cálculos de Leandro Prados incluidos en Spanish Economic Growth, 1850-2015, la tasa media anual de crecimiento de nuestra economía entre 1992 y 2007 ?dejando, por tanto, fuera los años de la crisis? fue del 2,9%; una cifra elevada, sin duda, pero significativamente menor no sólo que la del período 1960-1973 (el de mayor crecimiento sostenido de nuestra historia), que fue del 6,4% anual, sino también que la del período 1950-1960 (3,7% en promedio anual). Y eso que, entre 1987 y 2007, la economía española aprovechó las ventajas que le ofreció el ingreso en la Unión Europea; y, años más tarde, su política macroeconómica logró una estabilidad que no había tenido antes de la creación de la Unión Monetaria Europea. Es cierto que, en 1950, se partía de nieves de renta muy bajos y la economía española estaba lejos de haberse recuperado de los efectos de la Guerra Civil, lo que facilitaría, sin duda, un crecimiento más rápido; pero cabe preguntarse qué habría podido conseguir España en las tres últimas décadas si su marco institucional hubiera sido diferente.

Una de las cuestiones que se analizan en el libro, en relación con la transformación de la economía española, es el problema de la escasa contribución de la productividad a su crecimiento. Los datos son claros en este sentido. Ni siquiera en los años de auge anteriores a la crisis tuvo la productividad una evolución satisfactoria. En concreto, en el período de mayor crecimiento del PIB (1987-2007), la productividad por ocupado aumentó en España a una tasa media anual acumulativa del 0,8%, frente a tasas del 1,8% en el Reino Unido, del 1,5% en Alemania y Francia, o del 1,3% en una economía con un nivel de crecimiento bastante lento como la italiana. Es cierto que, en los años posteriores, la productividad aumentó en España más que en todos estos países, alcanzando una tasa media de crecimiento del 1,3%. Pero lo que refleja en realidad tal cifra, aparentemente muy positiva, es la fuerte destrucción de puestos de trabajo que experimentó el país en la década 2007-2017, que redujo de forma muy significativa el número de ocupados. Hay dificultades de fondo, por tanto, y reformas pendientes de no escasa entidad.

Como es bien sabido, España fue uno de los países más duramente castigados por la crisis, lo que ha llevado a afirmar, con razón, que el período 2007-2017 fue la «década perdida» de nuestra economía. Resulta interesante poner en contexto nuestra evolución particular en aquellos años comparándola con lo sucedido en otros países y en otros momentos históricos. Sin entrar en mayor detalle, cabe señalar que un análisis de los datos españoles, tomando como referencia las cifras que aportan Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en su conocido libro Esta vez es diferente. Ocho siglos de locuras financieras, muestra con bastante claridad que la peculiaridad de nuestra economía en lo que se refiere a los efectos de la crisis no radica en que el PIB se redujera de una forma especialmente elevada, ni en que la Bolsa sufriera una caída mayor que en otros países, ni en que nuestra burbuja inmobiliaria fuera muy diferente de la experimentada por otras economías, tanto en lo que se refiere a las subidas iniciales de los precios como a su reducción cuando se produjo el cambio del ciclo. Lo que realmente nos separa de otros países es la evolución de nuestro mercado de trabajo y, en concreto, el problema del paro, cuya tasa pasó, aproximadamente, del 8% en 2007 a más del 26% en 2012; y que hoy, a pesar de la notable creación de empleo de los últimos años, sigue en cifras muy elevadas.

Llama por ello la atención que, en los capítulos dedicados en este libro a las transformaciones experimentadas por la economía española, se preste muy poca atención al mercado de trabajo, que no ha funcionado bien en el pasado y cuyos principales problemas estructurales no parece que vayan a solucionarse en un plazo relativamente corto de tiempo. Junto a esta laguna, se echan de menos también reflexiones más amplias sobre el marco institucional de nuestra economía, su regulación o su sistema fiscal. Por ejemplo, el capítulo titulado «Finanzas públicas: modernización y desafíos» es un buen estudio sobre la deuda pública estatal y autonómica, con algunas referencias al déficit presupuestario; pero no se entra en el análisis de por qué hay déficits y por qué ha crecido tanto la deuda, lo que habría exigido una reflexión sobre el gasto público y sobre los defectos de un sistema fiscal que se muestra insuficiente para financiar las continuas demandas de gasto público en todos los niveles de la Administración. Y tal reflexión es relevante porque, si observamos los índices internacionales sobre regulación y competitividad, todos ellos coinciden en que el funcionamiento del mercado de trabajo, la estructura del sector público y el marco regulatorio constituyen obstáculos para lograr una mayor eficiencia y un crecimiento económico más intenso en nuestro país.

Dado que el mercado financiero ha sido un campo fundamental en la actividad de AFI desde el momento mismo de la creación de la empresa, es lógico que este sector ocupe un lugar preferente en la obra, con cinco capítulos dedicados al tema. La evolución de las entidades de crédito, la industria del seguro, el mercado de capitales, la inversión colectiva y los fondos de pensiones y la transformación de los medios de pago son analizados en detalle. Pero sorprende la escasa atención que se dedica en esta sección de la obra a la crisis de las cajas de ahorros, que han sido, sin duda, las protagonistas ?en el mal sentido del término? de nuestro sistema financiero a lo largo de estos años. Dedicar un capítulo completo a la industria del seguro es, sin duda, interesante; pero muchos lectores se preguntarán por qué se habla tan poco sobre las cajas y no se llega realmente a analizar los graves problemas que experimentaron en estos años. Porque afirmar, por ejemplo, que «las cajas de ahorro en su conjunto consiguieron avanzar en su modernización y en un crecimiento que, en algunos casos, fue excesivo e insostenible cuando la crisis financiera internacional se desencadenó con toda su intensidad» es pasar de puntillas sobre un problema muy grave. Es cierto, sin duda, que lo que en el libro se denomina la «desnaturalización de las cajas» y su expansión fuera de los territorios en los que inicialmente ofrecían sus servicios es uno de los factores que explican su crisis; y en el texto se hace una breve referencia a esta expansión. Pero me temo que el lector que no tenga unos conocimientos previos sobre el tema terminará la lectura del libro sin entender por qué esta crisis ha obligado a reestructurar buena parte del sistema financiero, ha afectado directamente al bolsillo del contribuyente y ha puesto de manifiesto, además, graves problemas de corrupción en los que han estado directamente implicados muchos políticos.

En resumen, gracias a esta obra el lector dispone de una serie de estudios sobre cuestiones muy importantes de la economía española, con un material gráfico muy bien realizado que permite captar con facilidad lo esencial de los temas analizados. El problema es, como antes he señalado, que la visión de conjunto resulta incompleta, al quedar fuera de la discusión cuestiones fundamentales, sin las cuales no es posible entender realmente lo que nos ha ocurrido en las tres últimas décadas. Y esto hace, por tanto, más difícil sacar conclusiones con respecto a los retos a los que va a enfrentarse la economía española en los próximos años para consolidar su crecimiento y modernización y para dar el paso definitivo que nos permita alcanzar los niveles de los países más avanzados de Europa.

Francisco Cabrillo es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense y director del Colegio Universitario Cardenal Cisneros. Sus últimos libros son Economistas extravagantes, Retratos al aguafuerte (Madrid, Hoja perenne, 2006), Libertad económica en las Comunidades Autónomas (Madrid, Marcial Pons, 2008), Libertad económica en España 2011 (Madrid, Civitas, 2011), Principios de Economía y Hacienda (Madrid, Civitas, 2011) y Libertad económica en España 2013 (Madrid, Civismo, 2013). Es el editor del volumen La economía de la administración de justicia (Madrid, Civitas, 2011).

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Ficha técnica

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