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Juan Goytisolo, en su «territorio más profundo y auténtico»

Autobiografía

Juan Goytisolo

Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2017

527 pp. 22,50 €

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Autobiografía (2017) es la edición más reciente de los textos autobiográficos de Juan Goytisolo. Publicada después de su muerte (4 de junio de 2017) resulta ser, tal vez sin intención, un homenaje póstumo que recuerda la «autenticidad subjetiva» alcanzada en vida por el escritor español. Esta obra reúne los dos textos autobiográficos publicados en los años ochenta, Coto vedado (1985) y En los reinos de taifa (1986), y nueve textos sueltos, también de género autobiográfico: «El bargueño o armario secreto de mi familia», «Guy Debord y la Internacional Situacionista», «Celebración de Elena de Souchère», «Antonio Soriano y la Librería Española de París», «Homenaje a Ruedo Ibérico», «Viaje al Cáucaso en 1966», «Poesía, mística y religión», «El ángel gris» y «Ella». Una edición que coincide, además, con la parte dedicada a su vida en el quinto volumen de sus obras completas, Autobiografía y viajes al mundo islámico, publicado por Galaxia Gutenberg en el año 2007, a excepción del prólogo, que no se incluye en esta edición de tapa blanda a pesar de su carácter revelador; no obstante, una nota similar (en forma y contenido) a ese prólogo sirve de texto preliminar a Coto vedado y En los reinos de taifa en Memorias, una «autobiografía» anterior, publicada en 2002 por Península. 

Justamente, en el prólogo a Autobiografía y viajes al mundo islámico (2007), Juan Goytisolo nos ofrece las razones por las que un escritor, él, se adentra en «un ámbito tan ambiguo como el de la autobiografía»« (p. 9). Las primeras razones ?así lo reconoce el autor? son evidentes: «afán de revivir el pasado a través de la escritura» (p. 9) y establecer y aclarar las circunstancias en que surge y se desarrolla su vocación de escritor. Las segundas, mucho más hondas, son las que verdaderamente justifican su discurso autobiográfico, pues «ponen a prueba su código ético y literario» (p. 9): establecer lo vivido como límite de la imaginación y comprobar «la existencia de una infranqueable distancia entre la realidad inasible y el texto que vanamente pretende apresarla» (p. 9). Reconocer que a pesar de la (auto)exigencia moral y el esfuerzo por «mantener la fidelidad a los hechos y vicisitudes de su propia vida, estos, al tomar forma escrita y articularse en un relato, se convierten en algo distinto» (p.10):

Pues la memoria, dice Walter Benjamin, no puede fijar el flujo del tiempo ni abarcar la infinita dimensión del espacio: se limita a recrear cuadros escénicos, capsular momentos privilegiados, disponer recuerdos e imágenes en una ordenación sintáctica que palabra a palabra configurará un libro. La infranqueable distancia del hecho a lo escrito, las leyes y exigencias del texto narrativo, transmutarán insidiosamente fidelidad a lo real en ejercicio artístico, propósito de sinceridad en virtuosismo, rigor moral en estética (Prólogo, op. cit., p. 12.  y Autobiografía [En los reinos de taifa], 2017, p. 482).

Tenemos, pues, que los ejercicios autobiográficos escritos en tercera persona, «Cronología» (VV.AA., Juan Goytisolo, Madrid, Fundamentos, 1975, pp. 5-22) y «Biografía» (Juan Goytisolo, Disidencias, Barcelona, Seix Barral, 1977, pp. 327-346, y Jesús Lázaro, Juan Goytisolo, Madrid, Ministerio de Cultura, 1982, pp. 5-10), junto a Coto vedado (1985), En los reinos de taifa (1986) y otros textos sueltos posteriores son ?valga la obviedad? la configuración de esas razones por las que Goytisolo se aventuró a (re)conocer(se en) el ambiguo campo de la autobiografía, esto es, la escritura en la vida y la vida en la escritura. Son, además, la bandera que señala la conquista de un territorio anhelado por profundo, auténtico y real: el territorio de la identidad libre de ambigüedades o, en palabras del propio autor, el territorio de la «honestidad personal y autenticidad subjetiva» (Coto vedado, p. 194), en el que los dominios conquistados son «la emoción amorosa, el sexo y la escritura» (En los reinos de taifa, p. 422).

La decisión de Goytisolo de cruzar el fangoso territorio del género autobiográfico no es baladí, sino todo lo contrario. Su conocimiento del género era amplio: ya en la adolescencia, gracias a la influencia de su tío Luis, entró en contacto con autobiografías y memorias (Coto vedado, p. 98). Posteriormente, el descubrimiento de la autobiografía de José María Blanco White, que Goytisolo tradujo del inglés al español (Obra inglesa de Blanco White, Buenos Aires, Formentor, 1972 y Barcelona, Seix Barral, 1974), y la identificación personal que le suscitó su lectura (por compartir con Blanco White el sentimiento de expatriado) ensancharon todavía más su cultura autobiográfica, hasta el territorio –conquistado? de su proyecto personal. Constatación de que Juan Goytisolo se propuso liberarse en un momento determinado de las ambigüedades y bipolaridades que regían su vida, para lo cual necesitaba un género que compartiera esta condición. 

Coto vedado y En los reinos de taifa narran la vida del hombre y escritor Juan Goytisolo, la historia de sus ascendentes vasco-cubanos y catalanes, la infancia durante la Guerra Civil que le dejó la mayor de las pérdidas: la prematura muerte de su madre. La adolescencia y la juventud en la torre de Pablo Alcover y en Torrentbó, el interés por la geografía, la historia y la literatura, las lecturas de formación, el descubrimiento a los quince años de la vocación de escritor, compartida, además, con sus hermanos José Agustín y Luis, el ingreso en la universidad, su interés por el marxismo, el compromiso con el Partido Comunista. El descubrimiento de los suburbios y las zonas oscuras de Barcelona. La decisión de ser escritor a los veinte años y las primeras publicaciones. El deseo de exiliarse, porque «cualquier país me parecía mejor que aquel en el que había vivido hasta entonces y, repitiendo sin saberlo la experiencia de Blanco White un siglo y medio antes, presentía oscuramente que un exilio del mismo, lejos de ser para mí un castigo, sería una bendición» (Coto vedado, p. 117). Un primer viaje a París, la vida en esta ciudad y, lejos ya de España y Cataluña, el descubrimiento de que la «patria auténtica y objetivo simultáneo de odio y amor» (Coto vedado, p. 31) es la cultura y lengua castellanas. El contacto con Mascolo y la editorial Gallimard, la presencia insustituible de Monique Lange, su mujer (En los reinos de taifa, «Monique», pp. 394-431 y apéndice «Ella», pp. 521-526), nuevas publicaciones, la amistad con el poeta y dramaturgo Jean Genet, «única influencia adulta en el plano estrictamente moral» (En los reinos de taifa, «El territorio del poeta», pp. 333-357). Otras amistades y relaciones con Elena de La Souchère (apéndice «Celebración de Elena de La Souchère», pp. 493-499), Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, entre otros. Viaje a Cuba, compromiso con la revolución cubana y creación de la revista Libre (En los reinos de taifa, «El gato negro de la rue de Bièvre», pp. 358-399). Viaje a la Unión Soviética (En los reinos de taifa, «La máquina del tiempo», pp. 432-468). Descubrimiento del mundo árabe (En los reinos de taifa, «No es moro todo lo que reluce», pp. 469-492). En efecto, en estos textos autobiográficos, Goytisolo cuenta con un lenguaje dado al detalle todos los momentos de su vida, que intentamos comprimir en un párrafo.

No obstante, la ambigüedad que Goytisolo otorga a la escritura autobiográfica se manifiesta en su proyecto en un yo escindido que narra una única vida con dos voces distintas, que dialogan en el texto y que están marcadas gráficamente por el uso de dos tipos de letra: redonda para los capítulos escritos en primera persona y cursiva para los de la tercera persona. El diálogo entre estas voces es mucho más constante en Coto vedado que En los reinos de taifa, donde la primera persona, el yo que quiere liberarse, ha resuelto acabar con el otro. Una decisión que lleva consigo elegir una de las dos partes de las muchas dualidades, bipolaridades o ambigüedades (nombres todos usados por él en las páginas de Coto vedado y En los reinos de taifa) que hasta ese momento «definían» su vida, sometiéndolo a tensión constante y socavando su identidad y su relación con Monique (el amor), además de mantener silenciada la voz depurada y auténtica de su escritura. Cuando Goytisolo, a los treinta y cuatro años, acepta abiertamente su homosexualidad, acabando así con la dualidad más tormentosa de su vida hasta el momento (heterosexualidad/homosexualidad), se desencadena un efecto mariposa sobre el resto de sus ambigüedades: herencia vasco-cubana/herencia catalana, castellano/catalán, Derecho/Literatura, España/Francia, Tánger o el mundo el entero, centro urbano/periferia, fama/anonimato, Dr. Jekyll/Mr. Hyde, orden/caos, vida burguesa/vida comunista, fidelidad/desarraigo. Todas cayeron, porque, como asegura el mismo Goytisolo, «a partir de cierta edad, el individuo aprende a despojarse de lo que es secundario o accidental para circunscribirse a aquellas zonas de experiencia que le proporcionan mayor placer y emoción: escritura, sexo y amor configurarán en adelante tu territorio más profundo y auténtico» (En los reinos de taifa, p. 303).

Geidy Querales es profesora y doctora en Filología Hispánica.

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