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La enajenación razonable

La perfección indefensa

JUAN MALPARTIDA

Editorial Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1998

294 págs.

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Este es el título del último capítulo de La perfección indefensa, de Juan Malpartida (Ensayos sobre literaturas hispánicas del siglo XX, tal como señala el subtítulo). Por varios motivos, me parece que este último capítulo debió de ser el primero: está escrito desde la conciencia del fin de un siglo y de un milenio, con la incertidumbre de la era que se iniciará y con las preguntas sin respuestas que la filosofía y la literatura –igual que la historia– han dejado pendientes, como una bandera o insignia que reclama ser heredada, sostenida por las generaciones futuras. En este último capítulo, además, Juan Malpartida cita un fragmento de El malestar en la cultura, el ensayo de Sigmund Freud de 1931 que puede considerarse como el más filosófico de todos, y la parte de su obra que permanece incólume, sin ser ni cuestionado y –lamentablemente– tampoco continuado. No es casual esta cita de Freud en un libro de ensayos sobre los grandes poetas de la literatura hispánica a un lado y otro del Atlántico: en la obra de todos ellos –Octavio Paz, Jorge Luis Borges, César Vallejo, Antonio Machado, Claudio Rodríguez y Jaime Gil de Biedma– la modernidad y su cuestionamiento, la modernidad y su superación o su retroceso es una fuente de lirismo, de reflexión, de poesía o de filosofía.

No son muy frecuentes, lamentablemente, los análisis de literatura comparada entre poetas de ambas orillas. La lengua vehicular, común, no siempre aproxima: las circunstancias históricas y sociales parecen, a veces, más fuertes que la comunidad lingüística. Por eso este libro, de poesía comparada, ofrece al lector de fin de siglo y de milenio la posibilidad de analizar algunos aspectos sobresalientes de la obra de los poetas emblemáticos de la modernidad hispánica. Octavio Paz y Antonio Machado son los más filósofos de todos, si concebimos la filosofía de la modernidad como la problemática de la otredad (nacida con los últimos románticos y, más específicamente, con Rimbaud y los simbolistas). Machado, a través de Abel Martín y Juan de Mairena, propone una salida al tema del solipsismo del yo mediante la tensión erótica, o sea, el desplazamiento hacia el otro. Podemos decir que Octavio Paz, en sus ensayos y en su poesía lírica propone lo mismo, aunque de una manera mucho más desarrollada, discursiva y manifiesta. Para Paz, Antonio Machado comprendió el lugar del poeta moderno, aunque no lo expresó en su poesía, sino en su prosa.

En Borges y los otros, Juan Malpartida se anima a plantear algunos de los problemas cruciales de la crítica hispánica contemporánea: comienza por poner en duda el papel que el canon literario otorgará en un futuro al autor de El Aleph, muy discutido en sus comienzos y canonizado, sacralizado posteriormente. No es momento para insistir en el relativismo de la crítica literaria, pero sí es conveniente que Malpartida plantee una posible revisión de la obra de Jorge Luis Borges sin exaltaciones ni desprecios extraliterarios.

De todos los ensayos del libro –algunos muy breves, más bien apuntes para futuras incursiones-el más interesante me parece el dedicado a César Vallejo. Aunque se ha escrito mucho sobre el poeta peruano, emblema de la modernidad, Malpartida se hace una pregunta sencilla y sin embargo, insoluble: «¿De dónde le viene ese hondo pesimismo?». Cita la confesión del propio poeta: «Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual». El sufrimiento de Vallejo es la conciencia de la tragedia de vivir, y aunque Malpartida lo relacione con la desesperanza de Cioran, yo pienso en aquellos versos de Darío: «Dichoso el árbol que es apenas sensitivo» (Lo fatal). La biografía de Vallejo da suficiente material para el dolor (la cárcel padecida en Perú, la tragedia de la guerra civil española), pero quizás, con él, estamos asistiendo a la expresión de una angustia existencial profunda, característica del siglo XX , que se manifestó en el existencialismo tanto como en Luis Cernuda. El mismo Freud, citado en el último capítulo de este libro, afirmó que la vida siempre, en algún momento, provoca malestar. Creo que la historia de la modernidad es la historia de este malestar, desde Kafka a Cioran, desde Rubén Darío a Jaime Gil de Biedma.

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Ficha técnica

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