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La cara política y humana de la guerrilla asturiana

Luchadores del ocaso. Represión. Guerrilla y violencia política en la Asturias de posguerra (1937-1952)

Ramón García Piñeiro

Oviedo, KRK, 2015

1.216 páginas, 54,95 €

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La resistencia armada contra la dictadura franquista ha merecido una atención preferente por parte de los historiadores desde hace ya algunas décadas. Son numerosos los volúmenes que, adoptando en la mayoría de las ocasiones un enfoque local o regional, han tratado de arrojar luz sobre el que fue, junto al «cerco internacional», el mayor desafío a que hubo de enfrentarse el régimen durante los primeros años de su existencia. Con una trayectoria que discurrió aproximadamente entre 1936 y 1952, la guerrilla española fue la primera y la más duradera de todas cuantas se desenvolvieron en suelo europeo. Se convirtió, además, en la vía fundamental utilizada por la oposición política para tratar de derribar la dictadura. Estos motivos, y el hecho de constituir la única expresión de resistencia abierta que minaba los cimientos de la presunta «paz de Franco», han sido probablemente los motores principales de buena parte de los avances historiográficos producidos en este campo, pero también los responsables de una cierta saturación de estudios y, en consecuencia, del desplazamiento de la atención hacia otros temas.

Pese a ello, nuevas miradas han demostrado que las aguas de la guerrilla, aun exploradas, no están totalmente esquilmadas. Durante años, la historiografía de la resistencia armada pareció centrarse fundamentalmente en la vertiente política de la guerrilla, en desvelar las conexiones entre las partidas y las organizaciones políticas antifranquistas y en aquellos años en que ésta representó una amenaza real para la dictadura. Sin embargo, este campo de estudio ha recibido un soplo de aire fresco gracias a investigaciones que han dirigido su atención hacia las dimensiones sociales y culturales de la guerrilla. Esto ha permitido profundizar en aspectos tales como las condiciones de vida de los guerrilleros, entender mejor la composición y las motivaciones de las partidas y observar la convivencia cotidiana de guerrilleros, autoridades y españoles de a pieMercedes Yusta, Guerrilla y resistencia campesina. La resistencia armada contra el franquismo en Aragón (1939-1952), Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003; Jorge Marco, Guerrilleros y vecinos en armas. Identidades y culturas de la resistencia antifranquista, Granada, Comares, 2012.. El resultado ha sido, por así decirlo, una mirada más «cercana» a lo que debió ser la experiencia real derivada de la resistencia armada.

Luchadores del ocaso mezcla esos «viejos» y «nuevos» enfoques para dar a luz la que ha sido calificada como «obra definitiva» de la guerrilla en Asturias. A lo largo de más de mil páginas, su autor analiza documentada y pormenorizadamente la trayectoria de las partidas guerrilleras asturianas desde la llegada de los primeros huidos al monte en 1937 hasta su desaparición a mediados de los años cincuenta. La obra tiene como objetivo desvelar «el microcosmos de pasiones desatadas que muestra las pulsiones más extremas y contradictorias de la sociedad humana». Para ello, en sus primeros episodios, García Piñeiro se centra en los aspectos políticos de los grupos armados. Los más de diez mil vencidos que, según el autor, tomaron la decisión de esconderse y «tirarse al monte» tras la conquista de la región por las tropas rebeldes, conformaron unas partidas muy diversas, que son descritas y situadas geográficamente con perfeccionista minuciosidad a lo largo de un buen puñado de páginas. Desertores, hombres procedentes de batallones de trabajos forzados, huidos por motivos ideológicos o personales e individuos llegados del exilio, no tardaron en mostrar sus diferencias y entrar en conflicto. Conflictos que se dieron entre las propias organizaciones políticas que trataban de capitanear la lucha guerrillera, pero que no fueron los únicos. De especial importancia resultaron los sostenidos entre las partidas autóctonas y los dirigentes, que afectaron a la diversidad de fuerzas políticas: anarconsindicalistas, socialistas y comunistas. Fueron, como acertadamente señala el autor, los «estertores del frentepopulismo», pero también la prueba de que la resistencia armada no sólo estaba compuesta por individuos politizados que luchaban bajo unas siglas, sino por sujetos vinculados por lazos de parentesco, de vecindad o de amistad, que muchas veces entraban en disputa con los intentos unificadores de las organizaciones políticas y, en especial, con los del Partido Comunista de España.

Tras el análisis de estas luchas, se abre una segunda parte en el libro, conectada con la anterior, pero con la suficiente fuerza como para haber constituido una obra por sí misma. En ella, el autor comienza analizando el respaldo social a la guerrilla asturiana, que tilda de «excepcional» y, en algunas zonas, como la cuenca minera de Mieres, de «prodigioso». Pero no se queda ahí. Las páginas destinadas a las tácticas de supervivencia de los guerrilleros constituyen un exhaustivo análisis antropológico, interesantísimo para conocer su día a día, los males que les afectaban y presenciar rasgos tan «humanos» de su vida como el hecho de bajar del monte para disfrutar junto a amigos y familiares de las fiestas de su pueblo. Del mismo modo, García Piñeiro insiste en otros aspectos fundamentales para profundizar en la vertiente social de la resistencia armada. Es el caso de la variedad de los repertorios de acción empleados: atracos, secuestros, sabotajes o actos simbólicos nada indiscriminados, sino, por el contrario, dirigidos en su mayoría contra individuos estigmatizados por la comunidad por su implicación en tareas represivas, por su conducta abusiva y corrupta o por su pertenencia a los círculos de poder local. Una capacidad de selección que no estuvo reñida con extralimitaciones de su poder, con la fiscalidad guerrillera o con errores de cálculo que, a la larga, privarían a los guerrilleros de buena parte de sus apoyos sociales.

Las dimensiones humanas a que parece apelar el autor están presentes en los siguientes capítulos. Así parece desprenderse del análisis de las maneras en que perecieron los guerrilleros, víctimas de batidas, atracos fallidos, enfrentamientos con las fuerzas armadas y, no infrecuentemente, suicidios. También del análisis que hace de los lenguajes de la guerrilla, su representación como bandoleros y las repercusiones emocionales que les causó su permanencia prolongada en el monte. Y, claro está, del comportamiento de la «guerrilla del llano», probablemente el apoyo más sólido con que contaron los grupos armados durante su trayectoria. Fueron ellos quienes les transmitieron información para llevar a cabo sus actividades, quienes les proveyeron de comida y de refugio, les ayudaron a contactar con otras partidas y, en definitiva, arriesgaron sus vidas para ayudarles. Una actuación que les valió presiones policiales, destierros, palizas, encarcelamiento y otras torturas que, en ocasiones, llegaron a quebrar su entereza y les llevaron a desear la desaparición de aquéllos a quienes socorrían, a cambio de su tranquilidad. Esos múltiples mecanismos represivos son, precisamente, el corolario de la obra de García Piñeiro, quien explora los métodos empleados por los diferentes cuerpos encargados de la contrainsurgencia, así como, lo que es más interesante, las recompensas obtenidas por sus acciones y la impunidad de la que gozaron en sus localidades.

Luchadores del ocaso es un libro de historia, de buena historia. Es, también, un libro bien escrito, apasionante en algunos tramos y, sobre todo, extraordinariamente documentado. La obra se sostiene sobre muchos años de buceo en archivos, que ya de por sí merecen una felicitación, pero no se trata de un vaciado de documentación de consejos de guerra sin ton ni son, lo que la habría convertido en mera herramienta de consulta de casos acumulados. Muy al contrario, la obra de Ramón García Piñeiro está plagada de historias bien armadas y narradas, que refuerzan los argumentos del autor y que reflejan una arduo esfuerzo de análisis y clasificación documental. Todo ello, en definitiva, hace de ella una monografía muy atractiva no sólo para quienes estudien la guerrilla en Asturias o en todo el territorio español, sino para aquellos que se ocupan del estudio de la violencia en la posguerra, de las formas de resistencia o de la existencia cotidiana de los vencidos tras la victoria franquista.

Pese a tales excelencias, hay algunos desajustes y carencias que, a juicio de quien firma estas líneas, merecen la pena ser señalados. Escribir más de mil páginas comporta problemas, seguramente ya vislumbrados por el autor. Frente a fragmentos de prosa ágil que permiten al lector avanzar a buen ritmo, hay otros más difíciles de digerir. Este es el caso de los primeros episodios del libro, donde se realiza una descripción microscópica, con datos y nombres a discreción que, si bien pueden ser útiles para conocer la composición de las partidas, pueden resultar farragosos para muchos lectores. La extensión de la obra no queda del todo justificada, no ya por la naturaleza del tema, sino porque, al tratar algunos aspectos desde diferentes perspectivas –por ejemplo, desde la de represores y reprimidos– se vuelve por momentos excesivamente reiterativa. En este sentido, una mejor articulación de los epígrafes –incluso la unificación de algunos de ellos– hubiera permitido una sensible reducción del número final de páginas y la obra habría ganado en fluidez.

Este espacio, además, podía haber sido aprovechado para realizar una introducción en la que se expusieran con mucho mayor detalle los objetivos del estudio, las principales hipótesis del mismo y el estado de la cuestión; y también unas conclusiones en las que se recogieran las principales aportaciones del libro, que son muchas. En este sentido, de una parte, se echa de menos una mayor vinculación del caso asturiano con otras regiones que, a la vista de la bibliografía manejada por el autor, conoce a la perfección. Pero, de otra, la obra se hubiera beneficiado enormemente de una mirada comparativa con otras resistencias armadas del continente europeo, como la italiana o la yugoslava. Dos cuestiones que no son en absoluto incompatibles con esa mirada local tan interesante que plantea García Piñeiro y que es la que le permite observar las múltiples motivaciones que movieron a los guerrilleros, las historias particulares que conformaron la existencia cotidiana de sus familias y, en definitiva, comportamientos ambivalentes propios de la condición humana.

Todas estas críticas, sin embargo, no desmerecen en absoluto un trabajo interesante por muchas razones. Estamos ante una obra de un verdadero experto en la guerrilla asturiana que lleva años dedicado a su estudio y que, con toda probabilidad, conoce el tema mejor que nadie. Es un libro –merece la pena reiterarlo– prolijamente documentado, que abarca caras muy diferentes de la resistencia armada en Asturias, desvelando contradicciones, conflictos, comportamientos aparentemente inexplicables, pasiones exacerbadas y causalidades muy difíciles de exponer de manera tan equilibrada e inteligente como lo hace el autor. Quizá, para la mayoría, no resulte fácil cumplir el ruego del autor de «leer sin desfallecer», pero quien tenga la tenacidad de excavar en este mundo de historias personales y de relatos desgarradores que dieron forma a la guerrilla asturiana, encontrará la recompensa.

Claudio Hernández Burgos es investigador posdoctoral en la Universidad de Leeds. Es autor de Granada azul. La construcción de la «Cultura de la Victoria» en el primer franquismo (Granada, Comares, 2011), Franquismo a ras de suelo. Zonas grises, apoyos sociales y actitudes (Granada, Universidad de Granada, 2013) y coeditor de No sólo miedo. Actitudes políticas y opinión popular bajo la dictadura franquista (1936-1977) (Granada, Comares, 2013).

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