Buscar

Una interpretación audaz

Un siglo decisivo: Barcelona y Cataluña, 1550-1640

ALBERT GARCÍA ESPUCHE

Alianza, Madrid, 511 págs.

image_pdfCrear PDF de este artículo.

Dentro del variopinto panorama historiográfico catalán, sobresale el caso de Albert García Espuche por su singularidad. Este arquitecto de formación, y en los últimos años figura de relieve del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, ha dedicado más de una década a la preparación de un masivo estudio de la transformación social y económica de Cataluña durante los siglos XVI y XVII . El resultado es un libro extraordinario, que pone en entredicho la visión tradicional de esa época como un período de letargo y decadencia. Muy al contrario, el siglo entre 1550 y 1640 marcó, según el autor, una «etapa decisiva [que] abre la modernidad económico-territorial en Cataluña». Este cambio consistió sobre todo en una profunda reordenación de las relaciones entre campo y ciudad, una reestructuración que convirtió a Barcelona de una vez por todas en la auténtica capital económica del Principado.

En algún sentido esta hipótesis parte de una reinterpretación de datos y documentos archiconocidos, como por ejemplo los fogatges o censos de la era preborbónica. Pero mucho más llamativo resulta el enorme esfuerzo de investigación archivística original que García Espuche ha llevado a cabo. Su laboriosa reconstrucción de las relaciones cotidianas entre docenas de pequeños y medianos núcleos de población y la ciudad de Barcelona se basa sobre todo en la lectura atenta de una masa asombrosa de protocolos notariales. Esta documentación, relativamente poco frecuentada por los historiadores debido, principalmente, a su volumen, le permite tomar el pulso de las actividades socioeconómicas a ras de suelo, aproximándolas no a partir de macroindicadores e índices, sino cómo fueron llevadas a cabo día a día por miles de individuos con nombres y apellidos. Como explica el autor, el auténtico héroe de este tipo de historia es alguien como Cristòfol Colom: no el gran marinero-empresario de la expansión del ultramar, sino un modesto clavetero de Manresa, uno entre muchísimas personas cuyo comportamiento económico ha sido reconstruido a partir del cruce de datos notariales y otros procedentes de censos y otros recuentos institucionales.

Las pautas de cambio identificadas por este método son varias, y las conexiones entre ellas sumamente complejas. En primer lugar, ese siglo presenció la integración definitiva del hinterland barcelonés en un amplio sistema urbano cuyo centro geográfico y económico era la ciudad. Esta «trascendente y notoria transformación» significó, entre otras cosas, el desplazamiento de buena parte de la industria urbana hacia fuera, mientras Barcelona se especializó en el acabado y la comercialización de los bienes elaborados por esta industria dispersa, además de proveer un amplio abanico de servicios. Al final del período estudiado, Barcelona se había convertido en una ciudad menos industrial y más comercial. Así sentó las bases de su capitalidad económica, una función cuya importancia sólo aumentaría en el futuro con una nueva recuperación de su base productiva a partir de la revolución industrial –en realidad, una reindustrialización– del siglo XVIII . Al mismo tiempo, esta «dispersión ordenada» de la actividad económica basada en un incremento del nivel de especialización fue acompañada por una explotación cada vez más intensa no sólo del mercado doméstico del Principado, sino también de mercados en el resto de la Península y las colonias del ultramar. Gracias a la reorganización del transporte marítimo y terrestre, los comerciantes catalanes lograron enviar sus productos, desde el vidrio a los libros, a destinos tan dispares como las ferias castellanas, la corte en Madrid y el Nuevo Mundo, el último a través de los puertos andaluces y Lisboa. Muy lejos queda el tópico de la exclusión de los catalanes de imperio castellano; García Espuche documenta con lujo de detalles la presencia directa e indirecta de mercaderes catalanes en la carrera de Indias, una presencia que incluía tanto la venta de productos catalanes fuera como la importación de materias primas americanas –las pieles, por ejemplo– para su posterior elaboración en el Principado.

En resumen, Un siglo decisivo ofrece una interpretación audaz pero al mismo tiempo extremadamente bien documentada de la reordenación de un marco regional que destaca por su dinamismo y eficiencia en la coordinación de una amplísima gama de actividades económicas. Desde luego, no es un libro perfecto; es demasiado largo, y algunos argumentos se repiten con demasiada frecuencia. Y aunque dista mucho de ser uno más entre la larga serie de ejercicios de optimismo histórico que el mercado editorial nos ha presentado últimamente, es curioso que un estudio que desmonta tantos tópicos luego caiga en el tan manido retrato del catalán medio como homo economicus sin parangón, modelo de laboriosidad, capacidad de previsión y disposición a asumir riesgos. En esto concuerda con la vieja tendencia de la historiografía económica catalana de resaltar las virtudes patrias, aunque dicha sea la verdad, no recurre como aquélla al también habitual lamento sobre la ausencia de esas mismas virtudes en otras partes. Este libro destaca por su ecuanimidad, agudeza interpretativa y en tantos otros aspectos, por su singularidad. Sin duda, desde una perspectiva europea, es uno de los estudios más logrados de las relaciones entre una ciudad y su entorno en la época preindustrial. Y en el campo más cercano de la historiografía peninsular, el libro de García Espuche constituye la aportación más sólida e innovadora a la historia de la Cataluña de los siglos XVI y XVII desde la publicación hace más de treinta años de La rebelión de los catalanes de John Elliott y España Moderna de Pierre Vilar. Merece tener muchísimos lectores.

image_pdfCrear PDF de este artículo.

Ficha técnica

3 '
0

Compartir

También de interés.

Ortega y Gasset, desterrado

José Ortega y Gasset abandonó la Residencia de Estudiantes de Madrid, enfermo, acompañado por…