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La historia del PNV

De la guerra civil a la guerra fría, 1939-1947. Cronología de historia contemporánea del País Vasco

JUAN CARLOS JIMÉNEZ DE ABERÁSTURI

Editorial Txertoa, San Sebastián

304 págs,

16,76 €

De la derrota a la esperanza: políticas vascas durante la Segunda Guerra Mundial (1937-1947)

JUAN CARLOS JIMÉNEZ DE ABERÁSTURI

Instituto Vasco de Administración Pública, Vitoria XLI. Editorial Txertoa, San Sebastián.

963 págs.

24,05 €

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Jiménez de Aberásturi se encarga de sentar las bases empíricas para la historia política del exilio vasco (en especial del nacionalismo) en la inmediata posguerra española y durante la segunda guerra mundial. Un trabajo ampliamente documentado. Una investigación centrada en un período legendario para el nacionalismo vasco, posteriormente mitificado en la memoria social. Un tiempo que aún no tenía su historia (instrumento explícitamente reflexivo frente a una memoria que actúa como glosa y apología del pasado), de la que sólo quedaba un recuerdo poblado de tenaces leyendas que debían ser aquilatadas sobre la base de las fuentes y los hechos. Es la tarea a la que Jiménez de Aberásturi ha dedicado un esfuerzo ingente, en una labor (búsqueda de veracidad desechando lo fabuloso) que está casi en el origen de la propia disciplina histórica.

Ese es precisamente el mérito del trabajo: desbrozar, más allá de las modas historiográficas, la materia que permite un acercamiento analítico y racional a aquellos años dramáticos y aún hoy legendarios. Es así cómo Aberásturi relata el modo en que el PNV prolongó su hegemonía anterior sobre el primer exilio vasco. Cómo lo hizo desarrollando una activa política asistencial (evacuación de niños y población civil, organización de campos y centros de acogida, huida y paso de fronteras…), vital en aquellas circunstancias, desde el gobierno vasco, la Ligue Internacionale des Amis des Basques (LIAB, 1938, con la que colaboraron intelectuales católicos como François Mauriac y Jacques Maritain) o la creación del Hospital de la Roseraie. Y cómo lo hizo apostando, ya desde entonces, por combinar la resistencia interior con la colaboración con las potencias occidentales a través del servicio vasco de información (lo que serían «los servicios» del PNV o, antes, «la red»).

El libro sigue relatando con detalle la evolución del gobierno vasco y el PNV que, entre 1939 y 1944, trató de imponer al resto de fuerzas en el exilio la «línea nacional». Se trataba, hacia 1939, de crear un Estado «tapón» (Euzkadi) entre Francia y la España de Franco. Más adelante, iniciada la segunda guerra mundial, obtener la independencia de hecho de ese territorio con respecto a la República española en caso de una intervención aliada en España. Se abandonaba, por tanto, la idea autonomista anterior en favor de un independentismo resuelto.

Con ese fin se libró progresivamente la hacienda vasca del control republicano –con la consiguiente irritación de los gobiernos Negrín–, se crearon organismos independientes, como los organismos de ayuda al margen de los republicanos JARE y SERE, se organizó en el interior a los batallones presos a través del Euzko-Naia y al exilio (especialmente en el campo de Gurs, 1939) como unidades prestas a una eventual intervención militar en caso de entrada en guerra. Y, a través de los centros vascos, se tejió una densa red de ayuda e información en toda América al servicio de Estados Unidos y contra las potencias del Eje. Todo esto, que desautorizaba la política de los republicanos españoles en el exilio, generó serias resistencias y conflictos políticos y organizativos. Los más serios se produjeron por las vacilaciones del consejero socialista vasco Santiago Aznar, con quien el PNV intentó una escisión en el campo socialista, y, especialmente, por la oposición de Indalecio Prieto desde México a la nueva política de Aguirre. Por otro lado, no siempre pudieron contar con los combatientes del exilio (es el caso del campo de Gurs, a cuyo frente se hallaban mandos socialistas y comunistas).

Tras la liberación de Francia en 1944, la coyuntura cambió, lo que afectó también a la estrategia peneuvista. Prieto comenzaba a labrarse su definitivo liderazgo en el PSOE desde la defensa de la accidentalidad de la forma de gobierno y su propuesta de aproximación a los monárquicos. Los Aliados «ordenaban» Europa y resultaba factible la «vuelta a casa» (lo que a la postre no sería sino una ilusión: Franco se había consolidado y resultaba útil en la nueva situación de guerra fría). Ante la nueva coyuntura, socialistas y nacionalistas se ponían de acuerdo con el Pacto de Bayona en la necesidad de respetar la legalidad republicana y la fórmula estatutaria. Esto y algunas acciones militares parecían preludiar un «final feliz». Sin embargo, la derrota de la democracia en el País Vasco y en España duró aún otros treinta años.

Sobre este último período divergen las valoraciones de Aberásturi y los autores de El péndulo, reciente trabajo sobre la historia del PNVSantiago de Pablo, Ludger Mees, José Antonio Rodríguez, El péndulo patriótico. Historia del Partido Nacionalista Vasco, II: 1936-1979, Barcelona 2001, págs. 86 y ss. La cuestión nacionalista 12 Septiembre, 2002.. Tal vez por las diferentes fuentes empleadas (internas los unos, mientras que Aberásturi apenas si las utiliza). Lo que para Aberásturi es repliegue realista de Aguirre y el PNV a las tesis de antes de la guerra ante la proximidad de un gobierno efectivo, es para los autores de El péndulo la apuesta más seria y ambiciosa que el PNV «jamás ha realizado en el ámbito de la política española» con ánimo de controlarla y dirigirla. Lo que para uno es un ajuste inevitable y realista, es para De Pablo, Mees y Rodríguez Ranz resultado de un cálculo muy ventajoso del PNV apoyado por Washington.

Sea como fuere, el libro de Aberásturi es la historia de un tiempo apasionante, doloroso y excesivo. La historia del PNV en la que, con la guerra europea de fondo, apostó por única vez (hasta hoy) por la independencia. La historia de un PSOE fraccionado y con tormentosas relaciones con los nacionalistas. O la del PCE y sus preparativos guerrilleros en los Pirineos. La historia de miles de exiliados en condiciones que nos recuerdan a las de Pepe Garcés en el arranque de Crónica del Alba de Sender, o a Primo Levi en los campos de concentración en la posguerra europea: penuria y supervivencia. O también la de la operación militar en el Médoc francés. Una historia bien narrada y sin concesiones, bien documentada y en la que puede verse la complejidad política y social del exilio vasco –antes escamoteada– y los conflictos internos que los dividieron.

Este es el mérito, decía, de Jiménez Aberásturi: desbrozar la materia primera en busca, como dice, de la veracidad de ciertos hechos o la fiabilidad de algunas fuentes. De haber asumido hasta el final el valor referencial de su trabajo, la necesidad de adoptar un enfoque no necesariamente en boga, hubiera, probablemente, sido más audaz en sus reflexiones sobre ese pasado, dando más espacio al análisis. Esto es, quizá, lo que se echa en falta en el libro.

Por lo demás, más que un libro, es una suma de libros: una historia política, una historia social de la vida de algunos exiliados, la organización de la trama de la resistencia, acciones militares en la frontera y en la segunda guerra mundial. Una parte de él, la más divulgativa e instrumental, la cronología del período, es la que aparece publicada (ampliada y con unos comentarios muy útiles) como libro independiente bajo el título De la guerra civil a la guerra fría, 1939-1947. Un tipo de libro, siempre tan útil (como los atlas, las enciclopedias biográficas…), que tan poco se estila entre nosotros.

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Ficha técnica

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