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Etruria, vista desde España

LOS ETRUSCOS. PÓRTICO DE LA HISTORIA DE ROMA

Federico Lara Peinado

Cátedra, Madrid

526 pp.

23 euros

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Esta obra de Lara Peinado viene a llenar un hueco que se dejaba sentir en la historiografía española sobre el mundo antiguo. La civilización etrusca fue la predominante en la Italia prerromana y desempeñó un papel destacado en el Mediterráneo occidental durante los siglos centrales del primer milenio antes de Cristo ( VII-V ). Su influencia en la configuración inicial de Roma, tanto en el aspecto urbanístico como cultural, fue decisiva y algunos importantes rasgos de su cultura se incorporaron de modo natural a la cultura romana y se cuentan entre los más característicos de ésta. Dos motivos más que suficientes para que hubieran merecido más la antención de nuestros especialistas en Historia Antigua. Su aportación al tema se reducía hasta ahora a los primeros capítulos en las historias generales de Roma y a algunas monografías y artículos en colecciones y revistas de divulgación histórica. Una excepción sería la obra colectiva, publicada por la Universidad de Barcelona, sobre La presencia de material etrusco en la Península Ibérica (1991). El interesado en profundizar en tan importante e interesante civilización debía acudir a las obras de los «etruscólogos» extranjeros, italianos sobre todo, algunas traducidas al español, como la pionera de Alain Hus en Fondo de Cultura Económica (Los etruscos, México, 1962), la magistral Etruscología de Massimo Pallotino, publicada por Eudeba en 1965, y las más recientes de Jacques Heurgon (La vida cotidiana de los etruscos, Madrid, Temas de Hoy, 1991) o Mario Torelli (Historia de los etruscos, Barcelona, Crítica, 1989). En los ultimos años la atención a los etruscos, sobre todo a sus creaciones artísticas, tan peculiares y fascinantes, ha ido propagándose por el mundo en forma de grandes exposiciones (Buenos Aires, Hamburgo, Edimburgo, Shanghai, Italia, desde luego, como la gran exposición de Venecia en 2000). Por feliz casualidad, este año 2007, coincidiendo con la primicia historiográfica que reseñamos, le ha tocado el turno a Madrid. Más vale tarde que nunca.

Los etruscos, del profesor Lara Peinado, autoridad reconocida en el campo de la egiptología sobre todo (es el director de la catédra de egiptología de la Universidad Complutense), es un excelente manual universitario. Su génesis y su destino se relaciona con los cursos impartidos sobre ese pueblo, su historia y su civilización en los departamentos de Historia Antigua. El autor deja claro desde el primer momento que su interés es «presentar una visión actualizada y lo más científica posible de la historia de los etruscos, cuyo estudio goza de total autonomía dentro del campo de las Ciencias de la Antigüedad» (p. 11). La obra responde plenamente a este objetivo.Tras situar a este pueblo en el contexto protohistórico de Italia, afronta las peculiaridades que han hecho de los etruscos un caso peculiar («el problema etrusco»), fundamentalmente la carencia de «fuentes» propias que no sean las arqueológicas, y la escasez y dudosa fiabilidad de las ajenas (griegas y romanas). Con muy buen acuerdo, pasa rápidamente por el famoso «enigma» del origen de los etruscos, limitándose a exponer sucintamente el «estado de la cuestión», para dedicar las restantes cuatrocientas cincuenta páginas a ir desarrollando una visión global de la civilización etrusca a lo largo de dieciséis capítulos.Tras un recorrido esquemático por la dificultosa reconstrucción de las distintas fases de la historia del pueblo etrusco, desde el comienzo de su cristalización a comienzos del primer milenio hasta su total disolución en la Italia romanizada en el último siglo, se centra en la historia y descripción de sus principales centros urbanos (la «dodecápolis» toscana), sin olvidar las demás áreas de su expansión por la península, en el norte (zona del Po), centro (Lacio, Roma incluida) y sur (la Campania). Desde el principio el autor insiste, con toda razón, en el gran escollo que supone esa carencia de fuentes históricas propias a la hora de obtener y ofrecer una información cabal, escollo que se esfuerza en sortear echando mano de su detallado dominio de la aportación bibliográfica, clásica (sigue muy de cerca a Pallotino) y la más reciente.Así, se ocupa sucesivamente, siempre cumpliendo con su promesa de «una visión actualizada y lo más científica posible», de la organización social, del sistema militar, de la «vida cotidiana» en sus múltiples facetas y de la economía, dejando para el final los tres aspectos que siempre han atraído más la atención de los «etruscólogos» y de los interesados en el tema: el arte, que además de su originalidad y la fascinación que produce, es la principal «fuente» de conocimiento de esta civilización, la religión, que es el aspecto en que influyó más y durante más tiempo en la romana, y la lengua, el verdadero «enigma» etrusco, pues sigue sin ser descifrada, a pesar de las miles de inscripciones conservadas, de mayor o menor extensión, y de los ímprobos esfuerzos que se han dedicado y se dedican a ello. Este último aspecto, el de la lengua, estudiado en dos capítulos, ampliamente ejemplificado e ilustrado, es quizá la aportación más original de esta obra.

Aunque como manual de estudio puede ser calificado de sobresaliente, pueden ponérsele algunos reparos, como la ausencia de notas fuera del texto y de índices onomástico y temático, y, en general, una cierta aridez expositiva. ¿Por qué este tipo de obras suelen adolecer siempre de lo mismo en nuestras latitudes? La erudición, como es frecuente y grato observar en la historiografía anglosajona, no está reñida con la amenidad, incluso con el ingenio, y con eso que podríamos llamar «atención al lector» (cliente al fin y al cabo), sea estudiante o no.

 

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