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Edición crítica y traducción «crítica»: una contrarréplica

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Cada paso que da el zorro lo acerca más a la peletería
LAO-TSÉ
 

El 1 de noviembre de 2008 Revista de Libros publicó en forma de «Carta al Director» una recensión firmada por mí de la traducción de Fragmentos póstumos de Nietzsche aparecida en la Editorial Tecnos (Madrid, vol. I, 2007, y vol. IV, 2006 y 2008). Dos semanas después, el 16 de noviembre, me llegó una refutación total de ella: el traductor criticado por mí en la recensión, Luis de Santiago, profesor de filosofía en la Universidad de Málaga, me escribió una filosófica carta que terminaba con estas palabras: «Mi respuesta a su execrable escrito, si alguna vez la obtiene, será por vía judicial. En estos momentos dos penalistas estudian el texto por si es motivo de una querella criminal». Pocos días después alguien distribuyó anónimamente por algunos buzones postales de profesores universitarios españoles un texto de siete folios firmado por el traductor (en compañía de otros), cuyas últimas palabras calificaban mi recensión como «un delito» que debía ser «perseguido y castigado». Atribuyo ambas cosas a un estado de nerviosismo. Por fin, en el número de enero de 2009 de Revista de Libros el traductor publica una «Respuesta a Andrés Sánchez Pascual». Esto parece más razonable. Paso a contestarla.

Dado que mi recensión trataba de una traducción anotada de fragmentos póstumos de Nietzsche, y dado que sobre el texto correcto de éstos ha habido muchas discusiones, la recensión debía tratar obligadamente, tal como hacía, estos tres puntos: 1) Si el texto original alemán empleado por el traductor era el correcto. 2) Si sus notas eran correctas. 3) Si la traducción era correcta.
 

1.  El texto. En su «Respuesta…» el traductor afirma que su traducción se basa en el texto alemán de la edición crítica Colli-Montinari. Veamos si esto es cierto. Como toda edición crítica, la edición Colli-Montinari consta de dos partes: el texto y el aparato crítico (en alemán, Nachbericht). Aparte de las secciones habituales (descripción de los manuscritos, variantes, índices, bibliografía, aclaraciones, etc.), el Nachbericht incluye también las importantísimas Berichtigungen (correcciones) del texto. El texto alemán traducido en el volumen I de Tecnos fue publicado en 1978 (KGW III 3 y 4) y reimpreso en edición de bolsillo (KSA 7) en 1980 y 1988. El Nachbericht (KGW III 5/1 y 5/2), que incluía las «correcciones», se publicó en 1997 y a partir de esa fecha forma parte indisoluble de la edición crítica Colli-Montinari.

Contra toda evidencia, teniendo en cuenta lo anterior, en su «Respuesta…» el traductor afirma que en 1 [30] (p. 67 de la traducción) el texto de la edición crítica Colli-Montinari es «Bauernspruch» («dicho campesino»), cuando en realidad es «Bannspruch» («anatema», u «orden de destierro») (KGW III 3, p. 14, más KGW III 5/2, p. 1628). Y que en 2 [5] (p. 86) es «im ersten Griechenland» («en la Grecia primitiva»), cuando es «im echten Griechenland» («en la Grecia auténtica») (KGW III, p. 44, más KGW III 5/2, p. 1629). Y que en 2 [16] (p. 88) es «Täuschung» («engaño»), cuando es «Rausch» («embriaguez») (KGW III 3, p. 48, más KGW III 5/2, p. 1629). Y que en 3 [38] (p. 102) es «Worte» («palabras»), cuando es «Maske» («máscara») (KGW III 3, p. 71, más KGW III 5/2, p. 1630). Y que en 3 [61] (p.106) es «verstimmen» («son falseadas»), cuando es «versteinern» («son petrificadas») (KGW III 3, p. 77, más KGW III 5/2, p. 1630). Y que en 5 [12] (p. 118) es «Tact» («cadencia»), cuando es «Text» («texto») (KGW III 3, p. 99, más KGW III 5/2, p. 1630). Y que en 5 [107] (p. 136) es «Welt» («mundo»), cuando es «Welle» («ola») (KGW III 3, p. 125, más KGW III 5/2, p. 1631). Y que en 7 [116] (p. 165) es «Realität» («realidad»), cuando es «Idealität» («idealidad») (KGW III 3, p. 173, más KGW III 5/2, p. 1632). Y que en 7 [127] es «Musiker» («músico»), cuando es «Poet» («poeta») (KGW III 3, p. 198, más KGW III 5/2, p. 1634). Y que en 9 [42] (p. 241) es «Selbstbetrachtung» («comprensión de sí mismo»), cuando es «Weltbetrachtung» («comprensión del mundo») (KGW III 3, p. 301, más KGW III 5/2, p. 1637). Y que en 9 [53] (p. 245) es «Natur» («naturaleza»), cuando es «Statue» («estatua») (KGW III 3, p. 306, más KGW III 5/2, p. 1637).

En fin, y para no alargar más la interminable lista, he aquí un último ejemplo. En 3 [18] (p. 98) el traductor afirma, falsamente, como en todas las otras ocasiones, que el texto de Nietzsche es: «Nur soweit die Gefühle und Gedanken übersetzt werden können», y traduce: «Sólo en la medida en que los sentimientos y los pensamientos pueden ser traducidos». Al traductor cabría preguntarle: ¿«traducidos» a qué? El texto de la edición Colli-Montinari contiene una pequeña diferencia, pero que hace cambiar completamente el sentido, y dice así: «Nur soweit die Gefühle in Gedanken übersetzt werden können» (KGW III 3, p. 65, más KGW III 5/2, p. 1630), que yo traduzco por: «Sólo en la medida en que los sentimientos pueden ser traducidos a pensamientos». Aquí el traductor se muestra muy extrañado, dice que no sabe «con qué criterio» traduzco yo así, y por fin, lleno de júbilo, exclama, en su siempre elegante prosa científica: «Esto es una seria metedura de pata por su parte», es decir, por la mía.

Si donde el texto de la edición crítica Colli-Montinari dice «anatema» el traductor traduce por «dicho campesino»; y donde dice «embriaguez» traduce por «engaño»; y donde dice «texto» traduce por «cadencia»; y donde dice «idealidad» traduce por «realidad»; y donde dice «ola» traduce por «mundo»; y donde dice «poeta» traduce por «músico»; y donde dice «estatua» traduce por «naturaleza», etc., no hace falta subrayar que en esta traducción el pensamiento de Nietzsche queda distorsionado y se vuelve incomprensible, y que en ocasiones se le hace decir a Nietzsche lo contrario de lo que dice. Ya sólo por esto puede decirse que esta traducción de Nietzsche no es fiable, carece de validez científica y no puede ser utilizada para ninguna lectura o trabajo serios sobre Nietzsche. Y todo ello porque el traductor, de manera acientífica y antifilológica, ha prescindido del imprescindible Nachbericht.

¿Pero qué pensaba el traductor? ¿Que nadie iba a darse cuenta de ello? ¿Y qué creía? ¿Que nadie iba a atreverse a publicarlo? Al hecho de que yo lo haya publicado el traductor lo califica de «sucia estratagema» y de «artimaña sucia». Y recurre a la pueril excusa de que las Berichtigungen (correcciones) del texto publicadas en el Nachbericht no han sido «incorporadas» al texto. ¿Cómo que no? Están incorporadas a él (tanto a la KGW como a la KSA) desde 1997. Es como si alguien dijera que la lista de «erratas» que aparecen al final de los libros no están «incorporadas» al texto. Visto lo anterior, bien puede decirse con conciencia tranquila que el traductor es incompetente en filología.
 

2.  Las notas. De las notas de una traducción anotada como es ésta se espera que aclaren e ilustren, y no que confundan y proporcionen información errónea. En mi recensión de noviembre critiqué numerosas notas del traductor. En su «Respuesta…» el traductor calla totalmente sobre este asunto, sin duda por «falta de espacio». (Sobre la falta de espacio se hablará luego.) Pero a mí sigue pareciéndome impresentable que un profesor universitario español diga públicamente en su nota 26 de la página 219 que la expresión griega ????? ???? («nada en demasía») significa «no hacer nada»; y que en esa misma nota diga que ?????, ???? ?’??? («garantía, desgracia cercana», esto es: «como salgas garante de alguien, pronto vas a sufrir una desgracia») significa «garantía contra la desgracia»; y que en su nota 19 de la página 153 diga que ???? ?????? («vive oculto») significa «fuerza oculta»; y que en su nota 14 de la página 237 diga que ?????????(«moderación», «templanza») significa «justicia»; y que por dos veces cite, en su nota 11 de la página 433 y en su nota 11 de la página 481, un libro inexistente, titulado, según él, «Correspondencia Goethe-Eckermann». En ambos casos el traductor cita incluso páginas de ese inexistente libro, pero no dice de qué edición, claro. Visto lo anterior, bien puede decirse con conciencia tranquila que el traductor es malo en sus notas.
 

3.  La traducción. De la amplísima lista de errores de la traducción excluí en mi recensión de noviembre, porque me producía alipori, los ejemplos más grotescos y sólo aduje algunos casos representativos. En su «Respuesta…» el traductor evita, muy prudentemente, replicar a algunos. En otros casos (por ejemplo, en 19 [4], (p. 325), el traductor se autorrefuta. Y en otros trata de defender sus traducciones. Ninguna de sus réplicas me convence y dejo el juicio a la consideración de los expertos. Como al traductor no le falta capacidad de autobombo, en 32 [29] (p. 541) afirma que su traducción es «impecable». Los peritos dirán. He aquí un ejemplo de cómo el traductor trata de defender sus erróneas traducciones. En 4 [5] (p 115) dice el texto alemán: «gestern eine Million, heute an 100.000 verloren». El traductor traduce: «ayer un millón, hoy sobre 100.000 bajas». En mi recensión de noviembre le indiqué al traductor que Nietzsche no habla aquí de «bajas», es decir, de soldados alemanes muertos o heridos por las tropas francesas, sino de «pérdidas» económicas. El traductor insiste en que fueron «bajas» y lo justifica diciendo que aquí «gestern» no significa «ayer» (como él mismo había traducido), sino «en el pasado» (?). Esto es imposible, pues en su frase Nietzsche establece una clara contraposición «gestern…heute», es decir, «en el día de ayer…en el día de hoy». Seguramente una de las «bajas» del ejército alemán el día del «millón» fue Nietzsche, un Nietzsche al que tan cruelmente maltrata en su traducción el traductor y que, por su parte, tantos disgustos está dándole a éste. Visto lo anterior, bien puede afirmarse con conciencia tranquila que el traductor es pésimo en sus traducciones
 

4.  Para terminar, por ahora. Es falso lo que el traductor afirma en el primer párrafo de su «Respuesta…», a saber, que en mi recensión de noviembre yo critico a «los» traductores de esta edición. Mal podía criticarlos si ni siquiera habían aparecido sus traducciones. Critiqué solamente a él, cuyo nombre propio es el único que aparece allí. Y de pasada, pero en un asunto grave, critiqué también a uno de los dos traductores del volumen IV, pero no como traductor, sino como filólogo. Que cada palo aguante su vela.
Resulta muy sorprendente que la «Respuesta…» mantenga un silencio total sobre mi crítica a los falsos antisemitismos atribuidos a Nietzsche en el tomo IV. También yo callaré aquí. Pero que quede constancia de que no es lo mismo atribuir esos antisemitismos a Nietzsche en 2006 que reiterarlo en 2008. A buen entendedor, pocas palabras.

Al traductor le ha «faltado espacio», según dice, para refutar todas mis críticas. En cambio le ha sobrado para decir cosas «muy amables» sobre mi persona. En esos albañales a mí el traductor no va a encontrarme nunca, ni con respecto a él, ni con respecto a nadie. De modo que me digo: «Guarda e passa» (Dante, Inferno, III, 51). Miro, pues, y sigo adelante, y afirmo lo siguiente: Seguro que Luis de Santiago, profesor de filosofía en la Universidad de Málaga, es un ciudadano ejemplar, un probo funcionario, un buen padre de familia, un marido no maltratador, etc. Seguro que lo es, y yo nunca lo he dudado. Pero nada de ello impide que en esta traducción del tomo I de los Fragmentos póstumos de Nietzsche haya demostrado ser incompetente en filología, malo en sus notas y pésimo en sus traducciones.

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