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¿Dónde está el ombligo?

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Atraído por la curiosidad que despierta el título «¿Tenían ombligo Adán y Eva?», leí detenidamente el comentario que con el título «Timos» escribe el filósofo Julio C. Armero en la edición nº 75 de marzo de 2003. Al final del artículo me decepcionó el no volver a encontrar ni una sola de las palabras ombligo de Adán y Eva. Armero nos habla de muchas cosas entre las cuales también incluye a pillos y charlatanes. Él dice: «Supongo que muchos de ellos (pillos y charlatanes) se morirán de risa al saber que Gardner (Martin Gardner) compra sus materiales».

Yo me pregunto si también Armero se morirá de risa al saber que hay lectores (como yo) que no entienden por qué demonio incluyó tal línea en su artículo cuyo contenido total gira alrededor de la falsedad de la pseudociencia al descubierto.

Concluyo que el título de su artículo «Timos» explicaría lo que de otro modo yo no entiendo. Una definición de la palabra «Timo» dice: «Broma que se da a los incautos». En este caso yo fui el incauto que cayó en la tentación de leer «Timos». Tiempo desperdiciado…

Soy subscriptor de la Revista de libros. Su revista incluye avisos, o propaganda comercial, ¿no sería útil también dedicar espacio para «Cartas de los Lectores»?

Atentamente, Carlos A. Recalde (carlosrecalde@aol.com).

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