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¡Cuidado con el perro!

LECCIÓN DE LA BASE DEL CRÁNEO

Durs Grünbein

La Poesía, señor hidalgo, Barcelona

Trad. de José Luis Reina Palazón

256 pp.

18 euros

ZONA GRIS POR LA MAÑANA

Durs Grünbein

La Poesía, señor hidalgo, Barcelona

Trad. de José Luis Reina Palazón

156 pp.

16,50 euros

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La imagen de un perro vaga por los poemas reunidos en Schädelbasislektion (Lección de la base del cráneo). A través de múltiples variaciones, dicha imagen ilustra irónicamente la situación del poeta en el momento histórico decisivo del que surgió en 1991 el segundo poemario de Durs Grünbein. Retrato del artista como joven perro de frontera reza sarcásticamente la inscripción que puede leerse bajo el dibujo del perro pavloviano atado en la Skinner box, situado como parte del ciclo central del volumen, significativamente titulado El perro cartesiano (Descartes fue también el primero en plantear la existencia de reflejos relacionados con procesos psíquicos). Cansado como la pantera de Rilke, el perro deambula «con la mirada en el alambre de púas». Se nos presenta estoicamente: «Feliz en una tierra de nadie arenosa» o como la caricatura del Yo cartesiano pendiente de un «cogito» ajeno sin posibilidad alguna de constituirse como ser consciente. «Meneando el rabo por cada No que lo lleva arrastrando / Palabras como pulgas en la piel, el hocico en la mierda. // Las orejas puestas para la huida ante los ceros / Ahuyentado de los pequeños males en el mayor de todos. // Cansado el cielo vacío, la garganta limpia / obedece él lo primero que llega y lo piensa».

Nacido en 1962 en Dresde, crecido en el territorio gris de un esclerótico Estado carcelario, Durs Grünbein debuta en 1988 con Grauzone morgens (Zona gris por la mañana), cuando su país está llegando al fin de su larga agonía. Poco después se convertirá en el testigo poético del traumático desenlace, es decir, la reunificación de dos Alemanias con trayectorias discrepantes, comparables sólo en cuanto al estado de alienación de sus habitantes. En sus palabras, una lesión sustituye la lección que se debería haber entendido: «como tras el corte las vías nerviosas, tanteando sin saber como la palabra lesión. / Las dos mitades de la manzana, corazón mudo».
 

Zona gris se refiere tanto al paisaje industrial de la ciudad natal, sus ruinas, sus basureros, sus «fachadas estalinescas», como a la apatía de sus habitantes frente a la monotonía de sus vidas. Los poemas de este primer volumen ensamblan observaciones fragmentadas de la vida cotidiana en versos despedazados que destilan de vez en cuando una visión alegórica sorprendente: «día y / noche de lluvia gris de la / central eléctrica de carbón sobre la / muerta semejanza de todos los ángeles muertos sin / brazos y sin piernas en / las ruinas alrededor». Ezra Pound, con sus poemas disociados, es una de las primeras referencias literarias confesadas por el autor; su compatriota Wolfgang Hilbig, que matizó el abandono de las periferias en tonalidades marrones y grises, una de sus referencias calladas. Zona gris se asocia también al cansancio matutino que hace un guiño al melancólico spleen de Baudelaire, bajo cuya influencia todo desvela un estado precario destinado a desaparecer. El poeta actual, tal como lo entiende Durs Grünbein, ocupa un lugar en el que las voces se cruzan, tanto las voces que le rodean como las voces poéticas de épocas distantes. Pero el lugar donde todo confluye ya no es el «corazón babilónico» de Baudelaire, sino el «cerebro babilónico» que encabeza uno de los ensayos fundamentales del autor en torno a su poética.

Cuando Durs Grünbein integra la terminología neurológica en su lenguaje poético, no se trata de un mero gesto o una reverencia hacia el poeta-médico Gottfried Benn, sino de la convicción que un uso eficaz del lenguaje se genera en el cuerpo, como resultado de sus funciones neuronales. Zona gris, en este sentido, alude a la masa gris del cerebro, igual que el extraño título Lección de la base del cráneo. La lección estaría aprendida cuando el poeta encuentre, por debajo de la verborrea insignificante, una original combinación de palabras capaz de dejar su rastro grabado en las neuronas cual huella biológica de la memoria. Desde allí se produce una nueva lectura del homenaje al perro pavloviano, generalmente equiparado al individuo condicionado por el régimen estalinista. Tampoco hay que olvidar que a él se deben los primeros conocimientos acerca de una posible modificación de los reflejos neuronales innatos. Al parecer, Durs Grünbein aspira a encontrar una explicación científica para la singularidad de la poesía y al hecho de que un poema puede resultar virulento siglos después de su creación. Sería como encontrar un método de la subversión poética basado en la mezcla anacrónica de formas y expresiones. Él mismo habla de bio-poética o neuro-romanticismo. El libro Lección de la base del cráneo, un ciclo de poemas trabado con rigor, desarrolla simultáneamente el argumento cognitivo y el juego formal. Se trata de una ambiciosa poesía filosófica que exige reflexión por parte del lector, así como cierta generosidad para tolerar algunos versos excesivamente sentenciosos. Recompensa con una riqueza de recursos que comprensiblemente causó admiración hasta el punto de que a Durs Grünbein le fue otorgado el Premio Georg Büchner, máximo galardón literario en Alemania, cuando contaba tan solo treinta y tres años. Cual gran epopeya de la herida Alemania, las nueve partes del libro constituyen en su diversidad una composición coherente. Se percibe una mayor voluntad de contraponer a la dispersión de las impresiones y experiencias del individuo urbano actual la regularidad de la métrica, de la estrofa e incluso de la rima. Recurre incluso en ocasiones al verso blanco shakesperiano o a hexámetros y pentámetros, variando libremente formas de la poesía romana. Esta maestría escapa casi inevitablemente al lector de la traducción española. José Luis Reina Palazón ha optado por una versión bastante literal que permite seguir la extraordinaria capacidad metafórica del poeta, lo cual ya es mucho, en detrimento de los aspectos métricos. Con ello se pierde la tensión entre tradición y contemporaneidad, tan característica de este autor, que irá acentuándose en los poemarios posteriores. Sin embargo, la recuperación de la tradición clásica no debería malentenderse como vuelta al conservadurismo. En la República Democrática Alemana, el estudio de la cultura griega y romana, expulsada del currículo escolar, constituía una práctica subversiva, común a muchos poetas, entre ellos Heiner Müller, su protector.

Otro perro aguarda en la puerta de este camino: es el del conocido mosaico excavado en Pompeya que advierte: «Cave canem!». Entre las observaciones, reflexiones y recuerdos anotados en el diario Das erste Jahr. Berliner Aufzeichnungen (2001), el poeta acuerda con asombro que esta imagen se hallaba en la entrada de la casa de un poeta trágico. Ojalá que la reminiscencia establezca un puente entre el joven perro en tierra de nadie y su encadenado pariente, que previene al poeta del peligro de sepultar entre el dominio de las formas clásicas la aguda receptividad del vagabundo callejero. En los quince años transcurridos desde la publicación de Schädelbasislektion, la obra de Durs Grünbein ha variado y aumentado considerablemente. Consta ya de ocho ciclos poéticos, así como de ensayos, traducciones y un álbum dedicado a su pequeña hija. La Poesía, señor hidalgo anuncia su intención de continuar publicando la obra poética de este destacado autor hasta completarla.

 

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Ficha técnica

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